Enrique Quintana es economista egresado de la UNAM, se ha dedicado al periodismo y al análisis económico desde 1984. Hoy en Diarionoticiasweb.com compartimos su columna publicada en el periódico El Financiero.
Aquí el texto:
Ayer, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, señaló que ya no está pensando en cerrar la frontera con México como represalia por la falta de cooperación en el tema migratorio, sino que ahora estaría considerando imponer un arancel de 25 por ciento a la importación de autos.
“Antes que cerrar la frontera pondremos los aranceles a los autos. No creo que vayamos a tener que cerrar la frontera; nunca tendremos que cerrar la frontera porque la penalidad impuesta por traer autos desde México de 25 por ciento sería algo masivo”, eso fue específicamente lo que afirmó.
En la negociación del T-MEC, que se firmó el pasado 30 de noviembre y que espera la ratificación de los respectivos poderes legislativos, se incluyó una carta paralela, que señala que si Estados Unidos impone una medida arancelaria para el sector automotriz, habrá una excepción para 2.6 millones de vehículos para pasajeros importados desde México, sobre una base anual, así como para camiones ligeros y el equivalente a 108 mil millones de dólares en autopartes.
Hay una discusión respecto a si esta carta operaría a partir de la firma del Tratado o si requiere la ratificación del documento.
Algunos especialistas señalan que tras la firma del T-MEC, con independencia de su ratificación, México está blindado ante este riesgo.
Otros opinan que se requiere la entrada en vigencia del Tratado para que también lo haga la Carta Paralela.
Por lo pronto, ayer, la amenaza de Trump no causó preocupación en los mercados financieros, y ese hecho se reflejó en el comportamiento del tipo de cambio del peso frente al dólar, que por la noche cotizaba en 19.15 pesos en operaciones al mayoreo.
Algunos piensan que no hay que hacerle caso a Trump, que alardea y amenaza con una y otra cosa, que va del muro, al cierre de la frontera y ahora a los aranceles.
Mi opinión es que el presidente de Estados Unidos ha dado evidencias de que no se pueden tomar a la ligera sus amenazas.
Más aún, en el contexto del proceso electoral que ya prácticamente está en curso.
Casi todas las encuestas lo ponen en desventaja con los más notorios precandidatos demócratas.
Por ejemplo, aun su encuestadora favorita Rasmussen Reports, da una ventaja de 49 a 44 por ciento a Joe Biden sobre Trump, en caso de que el primero decida contender. El promedio de las encuestas levantadas en los últimos 30 días marca una diferencia promedio de 9 puntos a favor de Biden.
Si esas preferencias se mantienen, Trump va a buscar acciones espectaculares que logren atraerle más votantes.
Y, aunque los aranceles a los autos mexicanos encarecerían el precio de los vehículos en Estados Unidos, el hecho podría ser presumido como una medida para preservar la seguridad nacional.
Lo más riesgoso, sin embargo, es que Trump decida no someter el T-MEC a la ratificación de las cámaras del Congreso en EU.
O que en determinado momento se vea tentado a denunciar el tratado actual para presionar a la ratificación del T-MEC.
Quien vea a Trump como alguien que opera con criterios de racionalidad, se va a equivocar.
Por esa razón, me parece que no podemos asumir que está “loquito”, y que no es para tomarlo en serio.
Más nos vale que lo hagamos.