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El pasado viernes 3 de diciembre el presidente Trump inició su primera gira por Asia, en la cual visitará cinco países en 12 días. Una de las etapas, quizá la más importante, será en Pekín, donde será recibido por el presidente Xi Jinping, consagrado uno de los grandes líderes chinos durante el 19º Congreso del Partido Comunista Chino (PCCH).
En el encuentro, estarán a la vista dos propuestas antagónicas y mutuamente excluyentes para la reconfiguración de la dinámica global de las interacciones entre los Estados nacionales:
La de la hegemonía estadounidense, apoyada en las convicciones del “excepcionalismo” ejecutada con el uso de la fuerza militar (o de la amenaza de sus utilización), y la china, que, sin ocultar su propia pretensión de liderato, ofrece una perspectiva de cooperación diferente, obvio, a la primera, representada en el gran programa de integración eurasiática, la Iniciativa Franja y Ruta (BRI, siglas en inglés) o, simplemente, Nueva Ruta de la Seda.
SHOW DE FUERZA MILITAR DE EU
Fiel a su propuesta, el liderato estadounidense decidió secundar el viaje de Trump con un show de fuerza militar inusitado en las últimas décadas, del cual participan tres grupos de batalla de la US Navy en aguas asiáticas, encabezados por los portaviones nucleares Nimitz, Theodore Roosevelt y Ronald Reagan.
Además de transportar casi 300 aviones y helicópteros, las tres naves estarán acompañadas por seis cruceros, seis destructores y tres submarinos de ataque nuclear (O Estado de S. Paulo, 29 de octubre de 217). Todo justificado livianamente a la manera de un medio de presión contra Corea del Norte.
Desde luego, China no se sentirá intimidada ya que posee submarinos y misiles anti-naves de largo alcance superiores a aquellos símbolos del poder estadounidense.
SOCIALISMO, ¿EN UNA NUEVA ERA?
Por su parte, el reciente Congreso del PCCH, fue oficialmente titulado “El Pensamiento de Xi Jinping sobre el socialismo con características chinas para una nueva era”. En el centro del modelo, están las metas básicas de llevar a China a tres niveles de prosperidad: una sociedad moderadamente próspera para el 2020; una nación básicamente modernizada para 2035; una nación socialista rica y próspera en 2050.
En su largo discurso de tres horas y media, Xi enfatizó el alcance global de proyecto chino y su imposibilidad de convivencia con un escenario mundial conflictivo, afirmando que “los sueños del pueblo chino y aquellos de otros pueblos del mundo están estrechamente ligados. La realización del sueño chino no será, posible sin un ambiente internacional pacífico y un orden internacional estable”.
Un ambiente internacional pacífico y un orden mundial estable son dos conceptos ajenos a la agenda de los “excepcionalistas” estadounidenses, salvo si “estabilidad” fuese sinónimo de sumisión a su hegemonía.
Por otro lado, como lo observa el periodista Pepe Escobar, Xi no habló mucho sobre la Nueva Ruta de la Seda, pero está implícito que “para llegar a lo que Xi define como una ‘comunidad de destino común para la humanidad’, la BRI es la herramienta definitiva de China. La BRI, una herramienta geopolítica/geoeconómica definidora, es de hecho el concepto organizador de la política exterior y fuerza motriz de Xi- y de China-para 2050 (Asia Times, 21 de octubre de 2017)”.
Y solamente se puede concordar con Escobar, cuando afirma que, “simplemente, no hay en el mercado global otro programa de desarrollo completo, inclusivo, de largo alcance y financieramente sólido”, como el BRI.
En cuanto al aspecto financiero, observa:
“Xi no lo hizo explícito, pero Pekín hará todo para quedar lo más independientemente posible del sistema de bancos centrales de Occidente. Evitar al Banco de Compensaciones (BIS) en tantos acuerdos comerciales como sea posible, en beneficio de transacciones basadas en el yuan o de trueque abierto. El petrodólar será crecientemente echado a un lado (esto ya está ocurriendo, entre China e Irán y, tarde o temprano, Pekín exigirá esto de Arabia Saudita).
“El resultado final, en 2050, salvo problemas técnicos inevitables y complejos, será un mercado integrado de 4500 millones de personas, la mayoría utilizando monedas locales para el comercio bilateral y multilateral o una canasta de monedas (yuan-rublo-rial-yen-rupia)”
Y concluye. “Xi puso las cartas de China –como el mapa del camino- sobre la mesa. En lo que se refiere al sueño chino, ahora está claro: tener al BRI y viajar”.