La Reserva Nacional de Pacaya-Samiria constituye la segunda más grande del Perú, con una extensión de más de dos millones de hectáreas que desde el aire parecieran infinitas.
Ahí se está preservando uno de los últimos tesoros naturales de la amazonía peruana.
Se trata del Arapaima Gigas, conocido en estos ríos como el paiche, uno de los peces de agua dulce más grande del mundo.
Desde Iquitos, nos dimos a la tarea de volar en hidroplano hasta Nauta, la selva amazónica se ve imponente.
Aquí habita el más grande de los peces de agua dulce del Perú, el paiche. Un pez casi prehistórico que alguna vez pobló los ríos del planeta en gran número y variedad, como lo demuestran las evidencias fósiles.
Entre algunas tribus se pensaba que este pez era un monstruo, capaz de devorar a los hombres. La realidad es que se trata de un enorme pez, que puede llegar a medir más de tres metros de longitud y alcanzar un peso de entre 100 y 200 kilogramos.
Su cuerpo se encuentra cubierto por duras escamas con tonos negros y rojos que lo hacen realmente espectacular.
Lo más sorprendente es que el paiche es capaz de respirar aire y sobrevivir en aguas con escaso oxígeno, lo que ha hecho posible su éxito evolutivo.
“Hace 20 años había en la cocha solamente cuatro individuos de paiche. Entonces los señores se organizaron en conjunto con la reserva y otras ONGs, trabajaron muchos años para poder recuperar a la especie”, detalló Juan Díaz, de la Asociación Yacu Tayta.
La “cocha” o lago El Dorado, donde su nombre evoca el milagro y la tragedia de los Cocamas, un pueblo indígena que vio como fue desapareciendo su selva y sus ríos después de 50 años de depredación.
Hasta que los pescadores de la comunidad Manco Cápac a orillas del río Ucayalli se organizaron y formaron la asociación ‘Yacu Tayta’, que en quechua significa: ‘Padre del agua’, formada por descendientes de los nativos cocamillas, que lograron lo que parecía imposible: recuperar al paiche.
“Este último censo tienen más o menos 800 individuos adultos y unos 700 individuos juveniles”, afirmó Juan Díaz.
Los Yactu Tayta, también consiguieron recuperar la taricaya, una especie de tortuga que se encuentra en estado vulnerable según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
En sólo cuatro años aumentaron la cifra de hembras desovadoras, pasando de 290 a más de mil.
La taricaya convive con la llamada tortuga “matamata”, una extraña especie, de hecho, es la única existente del género ‘chelus’, su apariencia es muy peculiar.
Fuente: Televisa