Según el analista y académico, Francis Fukuyama, la pandemia por COVID-19 ha desnudado a líderes populistas como Donald Trump y Jair Bolsonaro —también se puede incluir a Andrés Manuel López Obrador—, primero, por su ineptitud ante la crisis y porque buscan acumular más poder ejecutivo.
En ese sentido, Fukuyama consideró que en estos tiempos de emergencia sanitaria los gobernantes populistas tratan de sacar partido, pero también observó una correlación muy fuerte entre liderazgo populista y mala gestión de la pandemia.
Por otro lado, el experto mostró preocupación de que la pandemia pueda reforzar regímenes nacionalpopulistas; aunque estos se han desacreditado “porque no han ofrecido una alternativa mejor para afrontar la pandemia”.
Fukuyama también señaló que el virus daría la posibilidad de un nuevo nacionalismo, pero los países no tan fácil dejarían de lado globalización, ya que eso sería un grave error.
“En cierto modo sí. Cuestiona la intensidad de las relaciones internacionales. Replantea las cadenas de suministro de la economía mundial, que han demostrado ser extremadamente frágiles. Y, por otra parte, creo que estos cambios son necesarios para fortalecer la resistencia de los países.
“No creo que debamos elegir entre un mundo más local o más global. Todos dependemos de la globalización para sobrevivir, pero creo que habrá más énfasis en la autosuficiencia. Aun así, muy pocos países pueden alimentarse solos y aún pudiendo sus ciudadanos esperan poder consumir los productos agrícolas que llegan con el comercio internacional. Bloquearlo sería muy corto de miras y la gente se dará cuenta cuando venza el pánico que causa el virus”, agregó.
Antes de concluir la entrevista, Fukuyama acotó que la política es la solución para todas estas eventualidades, por lo que dicha herramienta se debe utilizar para organizar elecciones que ayuden a derrotar a los líderes populuistas.
“La solución está en la política. Has de ser capaz de ganar elecciones y derrotar a los populistas. Si no eres capaz de hacerlo, difícilmente podrás cambiar las cosas. Es un trabajo muy duro porque has de organizar y movilizar a la gente, pero no hay alternativa. Las democracias solucionan sus problemas en las urnas”, concluyó.
Fuente: La Otra Opinión