Un pastor evangélico dio a conocer que se lanzará a la arena política para pelear por la presidencia de Venezuela en abril, en una muestra más de la presencia de las iglesias protestantes en la política latinoamericana.
Desde el éxito del exdiputado y cantante evangélico Fabricio Alvarado en la primera ronda de las elecciones presidenciales de Costa Rica, y su liderazgo en las encuestas hacia la segunda ronda de abril, varios candidatos para los comicios legislativos y municipales de marzo en El Salvador han dejado ver su lado más religioso.
Javier Bertucci, líder de la asociación “El Evangelio Cambia” y quien, según medios locales, fue señalado en la investigación de los “Papeles de Panamá”, indicó el domingo que su postulación oficial para las elecciones presidenciales venezolanas se hará en Caracas el miércoles.
“Quiero hacer esta nación grande, quiero poner en esta nación a Jesús y eso nunca lo voy a negar porque Jesús dignifica el corazón de cualquier creyente, dignifica el núcleo de toda familia y dignificará a este país”,señaló el pastor en un acto religioso en el estado central de Carabobo.
El también empresario añadió que la crisis económica local se puede resolver “muy rápido” y que se encuentra dispuesto a pedir ayuda a otras naciones para enfrentarla, pero enfatizó que en lo que trabajará duro será en “los valores”, lo que fue aplaudido por ciento de sus seguidores religiosos, algunos de los cuales estaban al borde del llanto.
“Jesús cambió la historia, también nosotros lo haremos (…) hoy comienza una carrera que vamos a ganar”, agregó.
Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, ha asegurado que vencerá en los comicios anticipados para gobernar hasta el 2025 y que después de su triunfo mejorará la economía del país, azotada por una inflación anualizada de 4.000 por ciento y una profunda recesión.
Para los próximos días se espera que la oposición decida si participa o no en las votaciones, en medio de algunas diferencias entre sus partidos, debido a lo que denuncia como una falta de garantías electorales, escaso tiempo para organizar el proceso y una parcialización del árbitro electoral hacia el Gobierno. Foto: Faccebook