En Nuevo León, las autoridades estatales comunicaron que el próximo 30 de septiembre, el penal del Topo Chico dejará de operar. Un penal con una historia terrible, donde aún quedan las huellas de lo que ahí ocurría y de quién mandaba.
En febrero de 2016, grupos de delincuentes se pelearon por el control del penal dejando un saldo de 49 internos muertos.
Celda privada con jacuzzi
En la historia del penal del Topo Chico en Monterrey, Nuevo León, los lugares más polémicos son los rincones controlados, hasta 2018, por líderes del grupo criminal Los Zetas.
Uno de ellos era la celda privada con jacuzzi de Juan Pedro Zaldívar Farías, alías el Z-27.
“Era un mosaico, estaba muy decorado; se encontraban pantallas planas, sillones de lujo y el mapa donde el cártel tenía presencia”, expuso Juan Martín González, director del penal del Topo Chico, en Monterrey, Nuevo León.
La celda que ocupó el Z-27 está en la planta baja del ambulatorio E; para llegar ahí se tenía que caminar por el llamado pasillo de Los Zetas, entonces ocupado por lugartenientes y vigilado por guardias.