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De acuerdo a las primeras investigaciones de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), los dos presuntos asesinos del sacerdote José Alfredo López Guillén, son elementos del Ejército.
Los homicidas fueron identificados como Vicente “N” y Francisco “N”, quienes estaban en Michoacán para realizar labores en contra de la delincuencia, sin embargo el día que fue asesinado el párroco se encontraban francos, según datos publicados por Reforma.
José Martín Godoy Castro, procurador de Justicia de Michoacán, reveló la detención de dos hombres como presuntos responsables del asesinato del sacerdote José Alfredo López Guillén, párroco del poblado de Janamuato, en el municipio de Puruándiro, ultimado entre la noche del 19 y la madrugada del 20 de septiembre.
UNA DISCUSIÓN DERIVÓ EN EL HOMICIDIO
El fiscal del estado detalló que las primeras investigaciones han permitido establecer que los dos detenidos estuvieron conviviendo con el sacerdote durante la noche del 19 de septiembre en la casa parroquial, donde sostuvieron una supuesta discusión que derivó en el homicidio, aunque hasta el momento no se ha establecido un móvil.
“La dos personas del sexo masculino que ya fueron ingresadas en el Centro de Reinserción Social en Zamora, el día 19 de septiembre por la noche estuvieron conviviendo en la casa del religioso. En un momento determinado se registró una discusión y los individuos identificados como Vicente y Francisco sometieron al sacerdote a quien maniataron con algunas prendas de vestir y envolvieron con una cobija, para luego colocarlo en la cajuela de un vehículo Jetta color blanco, propiedad de la víctima”, señaló.
Dijo que los detenidos se apoderaron de diversas cosas de valor y de dos automóviles propiedad del sacerdote, quien fue asesinado con cuatro balazos en el predio conocido como El Guayabal, ubicado a dos kilómetros de Janamuato, donde fue encontrado el cadáver la noche del sábado 24 de septiembre.
El Procurador descartó que el crimen tenga relación con el crimen organizado o con un posible secuestro, como lo había asegurado el cardenal Alberto Suárez Inda al conocer la desaparición del párroco.