Pon tu salud siempre en buenas manos

 

La salud de nuestro organismo debe ser nuestro mayor tesoro, aunque solo somos plenamente conscientes de ello en su ausencia. Efectivamente, solo cuando nos falta, es cuando nos damos cuenta de cuán importante es para nuestra calidad de vida y qué bien nos sentíamos cuando todo funcionaba correctamente.

Cuando nos sentimos mal físicamente, en la mayoría de los casos, no hay qué preocuparse de a qué profesional dirigirnos, pues en España contamos con una sanidad pública que todavía es la envidia de muchos países, con lo cual siempre estaremos en buenas manos.

Pero ¿qué ocurre cuando los problemas aparecen relacionados con la salud bucodental? ¿Sabemos realmente dónde acudir, quiénes son los mejores profesionales? ¿Sabemos la diferencia entre un odontólogo y un ortodoncista?

La verdad es que todos estos términos suenan parecidos y la mayoría de nosotros no tenemos demasiada información al respecto, confundiendo a menudo las labores o la formación de cada uno de ellos o simplemente pensando que todos se refieren a la misma profesión.

Conocer las diferencias entre unos y otros, sin embargo, es fundamental como paciente para elegir con acierto en qué manos poner tus cuidados, ya que a menudo no le prestamos demasiada atención a este apartado específico de la salud, pero debemos ser conscientes de que el estado dental de hoy y para el futuro depende en gran medida de la formación y de la experiencia de aquellas personas en las que confías para el tratamiento de tu boca.

Para hacernos una idea de a qué nos referimos, vamos a poner un símil mucho más fácil de entender para todos: si te encuentras mal, ¿acudes a tu médico de cabecera o al traumatólogo?, si por ejemplo tienes una mancha en la piel que te pica, prefieres ir al dermatólogo o al cardiólogo? Todas estas cuestiones son muy simples de responder, y eso es debido a que las especialidades en medicina están bien reguladas por ley y son ampliamente conocidas por todos.

Sin embargo, y desgraciadamente, aunque las especialidades en Odontología están reguladas prácticamente toda Europa, en España no es así, siendo uno de los pocos países donde esto ocurre, y eso nos afecta a todos con respecto a nuestra salud bucodental tanto como consumidores como pacientes.

Para aclarar términos y que tú mismo puedas elegir con criterio a quién acudir, debes saber que un odontólogo (o dentista) es un licenciado que ha estudiado 5 años en la universidad y ha recibido formación acerca de cómo tratar todos los problemas dentales de forma general. Por razones obvias, también ha realizado prácticas en la boca de pacientes que acuden a la clínica universitaria, y estas han sido supervisadas en todo momento por profesores, realizando un número determinado de empastes, extracciones, prótesis etcétera… Pero, normalmente, no ha tenido la oportunidad de realizar ningún tipo de tratamiento de ortodoncia en pacientes durante esos 5 años.

Un ortodoncista, por su parte, es un odontólogo o dentista, que tras haber cursado los 5 años de licenciatura para ser odontólogo, decide continuar su formación para poder de este modo especializarse en Ortodoncia. Para conseguir esta especialidad, debe estudiar 3 años más de formación universitaria o posgrado y además a tiempo completo, recibiendo tanto formación teórica como práctica. En esos 3 años, sí que realiza  un gran número de tratamientos de ortodoncia a los pacientes que acuden hasta la clínica universitaria, y siempre supervisados por profesionales ortodoncistas con una larga trayectoria y mucha experiencia.

Ahora sí que podrás elegir sin miedo a equivocarte en quién depositas tu confianza a la hora de realizarte una ortodoncia tradicional, o una ortodoncia lingual u ortodoncia invisible. Un ortodoncista te dará la tranquilidad de la experiencia, pues ya ha tratado a pacientes que requerían de una ortodoncia en la universidad y la seguridad de que sabrá resolver cualquier tipo de problema o dificultad que pudiese surgir, logrando siempre los mejores resultados.

La mejor solución cuando se pierden piezas son los implantes dentales

Debemos cuidar la salud de nuestros dientes con mucho mimo, pues son pilares de nuestra salud de hoy y de mañana, realizar una buena higiene bucal diaria en casa y acudir al especialista con regularidad.

Por otra parte, existen numerosos tratamientos que corrigen los problemas antes de que sea demasiado tarde, como la ortodoncia de la que hemos hablado en el caso de que haya una mala distribución de las piezas dentales, o los empastes cuando aparecen caries.

Sin embargo, en ocasiones, bien por no llevar una buena higiene dental, bien porque nuestros dientes son más delicados y propensos a sufrir caries o no hemos realizado las debidas visitas al dentista, llega un momento en que se pierden, inevitablemente, algunas piezas dentales.

En estos casos, aunque no es lo único que podemos hacer, la solución más efectiva es colocar un implante dental para que sustituya a nuestro diente perdido. Los implantes dentales suelen tener un costo elevado porque requieren de una intervención quirúrgica, pero los resultados que ofrecen bien merecen la pena.

Los implantes consisten en unas unidades metálicas que se colocan mediante una cirugía en los huesos maxilares, por debajo de las encías, para que posteriormente el odontólogo coloque las coronas dentales o puentes fijos en sustitución de las piezas perdidas.

Los resultados son muy buenos porque ofrecen seguridad a los pacientes que los llevan a la hora de realizar cualquier tipo de actividad relacionada, como masticar o hablar, y además en apariencia son iguales que un diente natural, con lo que estéticamente se consigue el efecto deseado.

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