Europa está en alerta y ha declarado la guerra a los movimientos antivacunas, que están logrando a fuerza de mitos y mentiras que enfermedades que estaban erradicadas vuelvan a cobrarse vidas.
En 2016 y 2017, ya suman más de 41 muertos en la Unión Europea a causa del sarampión. La mayoría, en Rumania, pero aumentan los casos en Italia, Francia y Gran Bretaña acaba de lanzar una alerta por dos brotes en Leeds y Liverpool.
Según estadísticas de los organismos de salud, en algunos países, como en Rumania, ya hubo más de 9.000 contagios por la caída en las tasas de inmunización, lo cual está llevando a que varios países analicen imponer la vacunación obligatoria, refiere el portal buenavibra.es
EN GRAN BRETAÑA
Las autoridades sanitarias británicas han pedido a los ciudadanos que, si sospechan que pueden sufrir el sarampión, se queden en casa y se pongan inmediatamente en contacto con su médico de cabera o llamen al Servicio Nacional de Salud.
La alerta se ha declarado tras registrarse dos brotes independientes de la enfermedad en Leeds y Liverpool, con una treintena de casos entre niños y jóvenes no vacunados.
En 2017, más de 5.000 casos en Italia
En 2017, se han notificado más de 5.000 casos de sarampión en Italia. La situación preocupa seriamente al llamado Viejo Continente porque no sólo se multiplicaron los casos sino que se está hospitalizando a cuatro de cada diez niños afectados.
El 89% de todos los casos no estaban vacunados y un 6% más solo había recibido la primera dosis de la vacuna.
Enfermedad muy contagiosa
El sarampión es una enfermedad muy contagiosa que puede causar, entre otras complicaciones, ceguera, encefalitis, sordera, neumonía y, en embarazadas, abortos. Con uno o dos fallecidos por cada mil niños infectados, es una de las principales causas de mortalidad infantil a pesar de existir desde hace décadas una vacuna eficaz.
Según la OMS, el año pasado hubo 89.780 muertes por sarampión en todo el mundo cuando antes de que se generalizara la vacuna en los años 80 se registraban 2,6 millones al año.
El resurgimiento del virus del sarampión en los países desarrollados se debe al avance del movimiento antivacunas. En 1998 el médico británico Andrew Wakefield publicó en la revista ‘The Lancet’ un estudio en el que aseguraba que la vacuna triple vírica –contra el sarampión, la rubéola y las paperas– causaba autismo.
Fue un fraude perpetrado por su autor, inhabilitado años después en su país, para ganar millones con negocios basados en el miedo a las vacunas. Su efecto fue el desplome de las tasas de vacunación en Reino Unido y otros países.