¿En cuántas ocasiones has obligado a tu vástago a saludar de beso a alguien? Por lo general, los pequeños no quieren hacerlo y aquí te explicamos porqué no debes exigir que lo hagan.
Pese a que que este gesto es percibido por los mayores como una convención social más, obligar a los menores a saludar según estos cánones establecidos puede mandar un mensaje dañino.
“Si obligamos a un niño a dar un beso puede asociar que siempre tiene que hacer lo que le digan los adultos, dando lugar a que el niño no sepa diferenciar el tipo de beso o de abrazo que le están dando”, comenta a El País Teresa Arias, escritora del libro El secreto de Blef, bésame si quieres quiero.
Por medio de la historia de Blef, Arias trata de explicar, tanto a padres como a hijos, que dar besos a los demás es algo muy personal que solo debe hacerse si realmente se quiere y no porque esté bien visto o porque tenga que ser así.
“Al obligar a los niños a saludar a un adulto que no conocen o a alguien que conocen, pero al que en ese momento no quieren dar un beso, les estamos exponiendo a que tengan un menor control sobre su cuerpo ante posibles abusos”, apunta la psicóloga Macarena Chía del instituto Galene.
En este punto, la psicóloga y psicoterapeuta, Alicia Gadea, del centro sanitario Lagasca en Madrid, añade que “si las principales figuras de apego obligan al menor a entrar en contacto con otra persona de una manera en la que el niño no quiere. Este puede llegar a pensar que hay algo que no está haciendo bien, o incluso que él no está bien, llegando a la conclusión de que se relaciona mal o no sabe relacionarse con los demás”.
Así que por estas razones, según la experta, no se debe obligara a dar besos a los niños.
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