¿Quiénes fueron los francotiradores de la Plaza Maidan, en Kiev?

 

MSIA Informa

Pasaron casi cuatro años de los acontecimientos, y ahora sale a flote otra operación clandestina del “gobierno mundial”: esta vez, la verdadera identidad de los francotiradores que mataron a más de 80 personas en la Plaza Maidan, episodio que resultó en la deposición del entonces presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich, y su substitución por un gobierno de corte neofascista y alineado con el eje Washington-Nueva York-Londres-Bruselas.

 

El zafarrancho del 20 de febrero de 2014, fue rápidamente atribuido a las fuerzas de seguridad del gobierno (a pesar de que a algunos policías les llegaron los disparos) y las repercusiones acabaron sirviendo de pretexto para el golpe parlamentario que forzó la deposición de Yanukovich, cuatro días después.

 

En la ocasión, varios observadores, entre ellos el entonces canciller estoniano Urmas Paet, quien estaba en Kiev como parte de una misión, denunciaron a los francotiradores por estar ligados a los partidos de oposición a Yanukovich, pero fueron ignorados.

 

Yanukovich obstaculizaba los planeas del bloque occidental, al rehusar los términos de un acuerdo de libre comercio con la Unión Europa (UE), inclinado en  profundizar los lazos económicos con la Federación Rusa, que le ofrecía al país un paquete de 15 mil millones de dólares en préstamos e inversiones.

 

INTROMISIÓN DE EU Y LA UE

La notoria intromisión de los EU y de la UE en la manipulación de las protestas contra su gobierno quedó en evidencia cuando se filtró a la prensa la grabación de una conversación telefónica entre la entonces secretaria de Estado Adjunta Victoria Nuland y el embajador norteamericano en Kiev, Geoffrey Hyatt, combinando acciones contra el gobierno de Yanukovich.

 

Ahora, un documento italiano confirma las denuncias de la época: los francotiradores, estaban vinculados a los opositores a Yanukovich, pero específicamente eran militares y paramilitares georgianos contratados por el presidente Mikheil Saakashvili, enemigo de Yanukovich y títere del “gobierno mundial”.

 

“Todo mundo comenzó a disparar dos o tres veces cada vez. Y siguió, por quince, veinte minutos. No teníamos opción. Recibimos órdenes de disparar a la policía y a los manifestantes, sin distinción”. La confesión es del georgiano Alexander Revazishvilli, hecha a los productores del documental. “Ucrania, le veritá nascoste” (Ucrania la verdad escondida), producida por el Canal 5 italiano y resumido por el periódico Il Giornale del 15 de noviembre pasado.

 

Junto con otros voluntarios georgianos y lituanos, Revazishvilli, ex-miembro del servicio de seguridad georgiano, y dos compatriotas ex-militares, fueron reclutados en Tibilisi por Mamuka Mamulashvili, asesor militar del presidente Saakashvili para “apoyar” a los manifestantes en Kiev, a 5 mil dólares por cabeza.

 

 

RECIBEN PASAPORTES FALSOS

Los voluntarios recibieron pasaportes falsos y llegaron a Kiev sin las armas, las que les fueron entregadas el 18 de febrero. “Había tres o cuatro armas en cada saco, había pistolas Makarov, fusiles AKM, rifles y cartuchos, dijo Revazishvilli.

 

Se les informo que se posicionaran para enfrentar un ataque policiaco, en el predio del Conservatorio y en el Hotel Ucrania, instruyéndolos para “tirar en la plaza y esparcir el caos”. Uno de ellos admitió que, cuando le preguntó a Mamulashvili a quien debería tirar, “el respondió que no importaba a quien o en donde, tienes que disparar a alguien lo suficiente para diseminar el caos”.

 

“No importaba si tirábamos en un árbol, en una barricada, si lanzábamos un coctel molotov”, dijo otro, lo que importaba era diseminar la confusión.

 

Revazishvilli confiesa: Yo escuchaba los gritos, había muertos y heridos. Mi primer y único pensamiento era salir luego de ahí, antes que me pegaran. Si no, me harían pedazos. Alguien ya gritaba que había francotiradores”.

 

“FUIMOS USADOS Y PRESOS”

Cuatro años después, ni él ni sus dos compañeros recibieron el dinero prometido y decidieron contar la verdad como venganza en contra de los que los utilizaron y abandonaron. “En aquella época, yo no percibí, no estaba listo, después, entendí. Fuimos usados. Usados y presos”, dijo.

 

La actuación de Saakashvilli en el episodio no sorprende, toda vez que el presidente que dirigió a Georgia entre 2004 y 2013 era uno de los queridos de las potencias occidentales, habiendo sido llevado a la presidencia por la llamada “Revolución de las Rosas”, una de las varias “revoluciones coloridas” fomentadas por el eje transatlántico en países de la antigua Unión Soviética, como forma de acorralar a la Federación Rusa.

 

En 2008, por instigación de sus protectores, se atrevió a decidir por la vía militar el impasse con la provincia separatista de Osetia del Sur, donde había tropas de paz rusas, y lloró la humillación de ver a sus fuerzas armadas derrotadas por las fuerzas rusas en tan sólo cuatro días. En 2015, renunció a la ciudadanía georgiana y adoptó la ucraniana, siendo nombrado gobernador de la provincia (oblast) de Odesa por el presidente Poroshenko, otro siervo del “gobierno mundial”.

 

Mientras tanto, en noviembre de 2016, por motivos todavía ignorados, renunció a su cargo y le fue revocada la ciudadanía ucraniana por Poroshenko, siendo actualmente un apátrida.

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