Jimmy Mehiel constituye un cineasta de 39 años que prepara un documental titulado I Want My Sex Machine. La cinta explora la creciente exigencia de las llamadas sexbots, muñecas sexuales dotadas de inteligencia artificial, y sus interrogantes éticas.
En el contexto de su indagación, el señor Mehiel llevó a cabo un experimento con ‘Harmony’, una de las sexbots más avanzadas y realistas en el mercado del sexo, creada por Matt McMullen. La prueba consistió en registrar a ‘Harmony’ en Tinder, una red social diseñada para encontrar pareja.
Publiqué tres fotos de Harmony, incluyendo una descripción directamente abajo que decía: ‘Hola, soy una robot con capacidad sexual y anatómicamente correcta con la IA más avanzada disponible.
El perfil de ‘Harmony’ se encontró activo por nada más dos horas en un viernes por la noche, y para sorpresa del señor Meihel, la sexbot recibió 92 ‘matches’. Es decir, 92 usuarios dieron su aprobación.
El señor Meihel llevó a cabo una prueba adicional al enviar a estas 92 personas una pregunta adicional.
¿Tendrías sexo con un robot? Si, no o tal vez.
57 usuarios respondieron a la encuesta. 25 dijeron que no, 17 respondieron que sí y 15 dijeron ‘tal vez’. Para Meihel, fueron 56% respuestas positivas al sumar los ‘si’ y los ‘tal vez’.
