Rusia calificó este jueves de “inadmisibles” e “ilegales” las nuevas sanciones económicas tras el envenenamiento en el Reino Unido de un exespía ruso y de su hija, en un contexto de escalada de tensión entre ambas potencias.
Menos de un mes después de la aparente buena sintonía que demostraron el presidente estadounidense Donald Trump y su homólogo ruso Vladimir Putin en una cumbre en Helsinki, ambos parecen haber vuelto a la confrontación.
El departamento de Estado norteamericano justificó las nuevas sanciones tras “constatar (…) que el gobierno ruso utilizó armas químicas y biológicas, violando las leyes internacionales” en el caso del envenenamiento en marzo en Salisbury (Reino Unido) del exespía ruso Serguéi Skripal y de su hija Iulia.
“Consideramos absolutamente inaceptable el anuncio de nuevas restricciones relacionadas con el caso de Salisbury y las consideramos ilegales”, dijo a la prensa el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. “Desmentimos una vez más de manera categórica todas las declaraciones sobre cualquier tipo de implicación de Rusia”, añadió.
“SOCIO IMPREVISIBLE”
Peskov calificó a Washington de “socio imprevisible” pero dijo “tener esperanza en unas relaciones constructivas”. “Estas relaciones no son solo en interés de nuestros dos pueblos sino también en el de la estabilidad y la seguridad en el mundo”, añadió.
El anuncio de las sanciones provocó un terremoto el jueves en la apertura de los mercados financieros rusos, que luego recuperaron la calma.
La moneda rusa cayó a su nivel más bajo en casi dos años frente al dólar (66 rublos por dólar) mientras el euro valía 77 rublos por primera vez desde el pasado mes de abril.
“El sistema financiero ruso es suficientemente sólido: ha demostrado su solidez en momentos difíciles”, dijo Peskov, mientras Rusia sigue sometida a estrictas sanciones desde la anexión de Crimea de 2014.