Lorenzo Carrasco en MISA Informa
En el momento que el ejército sirio concluye las operaciones de limpieza del enclave de Guta Oriental, con la retirada de los últimos grupos de yihadistas, jefes de la región desde 2012, nuevas nubes cargadas amenazan el futuro del país conflagrado a medida que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se moviliza para permanecer en el territorio.
Por eso, los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, de Turquía, Recep Erdogan, y de Irán, Hassan Ruhani, se reunieron el 4 de abril en la capital turca, Ankara, para analizar los rumbos de la hasta ahora exitosa acción conjunta en Siria; a pesar de los diferentes objetivos estratégicos, fueron unánimes en asegurar la integridad territorial del país.
EL COMUNICADO CONJUNTO, AFIRMA:
Los reunidos, “Rechazaron todas las tentativas de crear nuevas realidades en el terreno, bajo el pretexto del combate al terrorismo, y manifestaron su determinación de oponerse a los planes separatistas encaminados a debilitar la soberanía y la integridad territorial de Siria, así como la de la seguridad nacional de países vecinos” (RT, 05/04/2018).
El mensaje tiene un destinatario: la tentativa de Estados Unidos y de la OTAN de crear un “Estado paralelo” dominado por fuerzas paramilitares curdas al Este del río Éufrates, región donde se encuentran las principales reservas petrolíferas de Siria.
A pesar de que Turquía sea miembro de la OTAN (de hecho tiene el segundo mayor ejército de la alianza, después del de Estados Unidos), Ankara ha rechazado toda posibilidad de fortalecer un seudo Estado Kurdo en sus fronteras, por ello invadió Afrin, en el Noroeste de Siria, para desalojar a las milicias kurdas dueñas de la región.
Estados Unidos ya tienen más de dos mil hombres en varias bases en el norte del País, y Francia acaba de enviar un contingente no especificado de fuerzas especiales para operar en conjunto con las tropas estadounidenses y las milicias kurdas.
Por otro lado, en Washington, el presidente Donald Trump parece estar disputando una “vencida” con los comandantes militares en torno de las futuras operaciones en Siria. En dos ocasiones recientes Trump anunció la posible retirada de las fuerzas estadounidenses de Siria, pero fue corregido de inmediato por los portavoces del Pentágono y del Departamento de Estado, estos alineados a la estrategia cada vez más evidente de mantener una presencia permanente en el país árabe.
El plan tiene tres objetivos: asegurar el reinicio de la campaña de acoso del gobierno del presidente Bashar al-Assad; frenar el éxito de la campaña en el conflicto; y obstaculizar la creciente influencia de Irán en la región, con el beneplácito de Israel y de Arabia Saudita.
Los resultados de tales maniobras son imprevisibles, pero no se puede descartar el enfrentamiento entre Turquía y sus aliados de la OTAN, ya que Ankara no se ha mostrado dispuesta a hacer ninguna concesión territorial al nacionalismo kurdo en Siria, para evitar el efecto de “contagio” del lado de los kurdos turcos, contra los cuales vive en choque constante.
Además ya que Damasco pretende recuperar la totalidad de su territorio, aumenta la posibilidad de que la avanzada de recuperación del territorio al Este del Éufrates ponga a las fuerzas sirias, rusas, iraníes y las del Hizbolá libanés en confrontación directa con la OTAN, una perspectiva de las más peligrosas.