Muchas personas sienten atracción por tener experiencias sexuales poco comunes, sin embargo, algunas prácticas resultan tan riesgosas que, incluso, podrían ocasionar la muerte.
A continuación, daremos algunos ejemplos:
Sadomasoquismo extremo: Se trata de un fetiche que encuentra placer en el dominio y maltrato durante el acto sexual. Cuando esta práctica llega a un punto extremo, los actos y torturas se vuelven tan violentos que amenazan significativamente la salud de los participantes.
Hematolagnia: También conocida como “fetichismo vampiro”, busca la satisfacción a través del sangrado, lo cual resulta extremadamente riesgoso porque los implicados pueden desangrarse o contraer infecciones.
Asfixia autoerótica: Consiste en cortar el suministro de oxígeno al cerebro mediante la asfixia con una bolsa plástica, estrangulación o compresión torácica, justo cuando se llega al orgasmo, situación que es vista por sus partidarios como una sensación de vértigo placentero, sin embargo, esta acción puede conducir a la muerte.
Omorashi: Es una práctica proveniente de la cultura japonesa que logra la excitación al tener la vejiga totalmente llena, lo cual, además de ser doloroso, puede ocasionar infecciones y problemas urinarios graves.
Mecanofilia: Es un comportamiento sexual en el que las personas se sienten atraídas por objetos mecánicos como: bicicletas, vehículos o aspiradoras; en este caso, resulta excitante la sexualización del objeto, de forma que los encuentros con personas, son descartados. Dicha práctica puede generar cortaduras, moretones e infecciones.
Compartir juguetes sexuales: Sin duda, este tipo de objetos no deben compartirse porque facilita el contraer peligrosas infecciones y enfermedades mortales.