Los higos cuentan con una historia muy curiosa. En primer lugar tendrías que saber que técnicamente no son una fruta sino que una infrutescencia (un conjunto de frutos). Y en segundo que requieren de una sacrificada avispa para reproducirse, insecto que fallece al interior del higo. Sí, es probable lo que tú comes contenga cadáveres de avispa.
En palabras simples los higos constituyen una especie de flores invertidas que florecen dentro de esa gran vaina oscura con tonos rojizos que conocemos como higo. Cada flor tiende a producir un único fruto de cáscara dura y una sola semilla llamado “aquenio”. El higo se encuentra formado por múltiples aquenios, que son los que le dan esa textura crujiente tan característica. Por lo tanto, cuando nos estamos comiendo un higo, nos comemos cientos de frutos.
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