Alejandra, una joven de 15 años, fue violada en febrero de 2014 por el sacerdote Noé Trujillo, quien oficiaba misa en la Parroquia del Santo Niño de Atocha, en el municipio de Soledad de Graciano Sánchez, San Luis Potosí; el cura afirmó a la víctima que eso le pasaba por “usar pantalón”.
Según informes del diario La Jornada San Luis, el clérigo intentó pretenderla sin éxito, por lo que le pidió que fueran novios por Facebook como última experiencia de vida, ya que supuestamente tenía cáncer terminal.
Después la invitó a los baños Bicentenario, “cada quién en su cubículo”, pero recibió una negativa. Posteriormente, la llevó a un terreno por la carretera a Matehuala, donde la despojó de su blusa, la besó y se masturbó. Ante el susto de la joven, se disculpó y se retiraron.
Alejandra confesó que era novia del sacerdote al cura Gilberto Alvarado, quien le pidió que guardara silencio y mantuviera su relación con él porque estaba enfermo.
La joven detalló que fue violada por Trujillo en un lugar despoblado, cuando se dirigían a la iglesia; incluso, comentó: “Todos te van a querer hacer eso si usas pantalón”.
Luego de ir a misa, el clérigo comentó que la llevaría con el padre Gilberto Alvarado porque su mamá la estaba buscando, no sin antes llevarla a comprar una pastilla del día siguiente: “Me dijo que, de todas maneras, si quedaba embarazada, me llevaba a una clínica a abortar”.
Alejandra intentó denunciar, sin embargo, el sacerdote Alvarado le pidió que continuara la relación, por lo que el sacristán Gerónimo Castillo le ayudaría a declarar, pero meses después fue encontrado sin vida por un supuesto suicidio.
Hasta el momento, el único castigo para Trujillo fue la suspensión del ejercicio eclesiástico, desde junio de 2014.
Cabe citar que, los sacerdotes Gilberto Alvarado y Ramón Gómez, conocían los abusos cometidos por su compañero, pero optaron por encubrir al violador.
Alejandra, una joven de 15 años, fue violada en febrero de 2014 por el sacerdote Noé Trujillo, quien oficiaba misa en la Parroquia del Santo Niño de Atocha, en el municipio de Soledad de Graciano Sánchez, San Luis Potosí; el cura afirmó a la víctima que eso le pasaba por “usar pantalón”.
