La salud financiera del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), alcanzada en la administración del presidente Enrique Peña Nieto en 2015, se logró a costa de la salud de los derechohabientes, sostuvo el director general del Instituto, Zoé Robledo.
En el marco de la Glosa del Primer Informe de Gobierno del Ejecutivo de la Nación, el funcionario, quien asumió el cargo en mayo tras la renuncia de Germán Martínez, compareció ante las comisiones unidas de Salud y Seguridad Social del Senado.
PÉSIMOS SERVICIOS DE SALUD
Robledo, en su intervención, refirió que en 2003, con el incremento de la demanda, empezó a ser común ver que los derechohabientes ser atendidos en los pasillos y salas de espera, largas listas de espera para consulta y cirugía, y la saturación que tanto desgasta a los derechohabientes.
Es entonces, refirió el titular del IMSS, cuando se habla de la quiebra técnica del Instituto.
“En el 2015 se informó en la Asamblea General que se había revertido la tendencia creciente en el déficit y que el Instituto había recuperado la salud financiera. Y es cierto”.
“Sin embargo, la crisis en la atención a los derechohabientes no dio tregua y en 2018 pasado tuvimos esta cifra que les mencionaba, el menor número de camas que ha tenido el IMSS desde su fundación: 0.67 por cada mil derechohabientes. La salud financiera empezaba ser a costa de la salud del derechohabiente”, puntualizó.
Robledo aseveró que este desequilibrio, aunado a la implementación del modelo neoliberal, ocasionó un rescate financiero que terminó por convertirse en un fin y no en un medio para garantizar la calidad y cobertura de la seguridad social en el país.