Los duques de Sussex, Harry y Meghan, se despidieron este lunes de sus labores reales con su participación en un servicio religioso en la abadía de Westminster, en Londres, con motivo del Día de la Commonwealth (mancomunidad de excolonias y protectorados británicos).
La pareja, que ha fijado su residencia principal en Canadá, donde ahora está su hijo Archie, asistió al oficio anglicano junto a los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina, y otros miembros de la Familia Real.
Vestida de azul, la reina Isabel II, de 93 años, presidió el solemne evento, en el que estuvo ausente el príncipe Andrés, que se alejó de la vida pública en noviembre por su amistad con el magnate
estadounidense acusado de tráfico de menores Jeffrey Epstein, ya fallecido.
A diferencia del año pasado, tanto los Sussex como los Cambridge esperaron en sus asientos la entrada de la soberana, en lugar de seguirla en una procesión, lo que se ha interpretado como una
indicación de los cambios en la monarquía británica.
Como parte de su agenda de despedida, Enrique y Meghan, que hoy destacaba con un conjunto verde con capa y sombrero, han participado los últimos días en otros actos en el Reino Unido, entre ellos un festival militar en el Royal Albert Hall y una visita no anunciada de ella a una escuela pública del este de Londres.
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