Se firma en África ambicioso acuerdo comercial

 

El pasado domingo 7 de julio, en Niamey, Níger, la cumbre extraordinaria de jefes de Estado de los países de la Unión Africana marcó el inicio de la fase de implementación del Acuerdo Continental de Libre Comercio Africano (AFCFTA, siglas en inglés), cuyo objetivo es la eliminación progresiva de aranceles y barreras aduanales en todo el continente. Exactamente lo opuesto de las barreras y tarifas de Donald Trump.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                               
El evento tiene importancia histórica, con potencial para afectar las estructuras geopolíticas y geoeconómicas globales. La visión y el espíritu que impulsaron el Acuerdo tiene raíces profundas y perspectivas a largo plazo: el renacimiento de África y del pan-africanismo.

 

El documento fue firmado por 54 de los 55 miembros de la UA, con la excepción de Etiopía por sus tensiones con Etiopía. Con su consolidación, el AFCTA proporcionará una contribución mayor para la superación de los 84 mil kilómetros de fronteras internas   heredadas del colonialismo; su objetivo es la integración, sin rediseñar nuevas fronteras.

 

Con la eliminación de las tarifas sobre el comercio intra-africano, se creará un mercado de 1200 millones de ciudadanos y consumidores, cifra que podría duplicarse hacia el año 2050.

 

El comercio intra-africano representa menos del 15% del total de las exportaciones del continente. En la Unión Europea (UE), este número representa nada menos que 70% del total y, en Asia, llega al 50%. Por lo tanto, se espera que el comercio entre los países africanos llegue a por lo menos un 25%, hacia el 2023.

 

La creación de un área de libre comercio y de una unión aduanera es el primer paso de un camino bien planeado, el cual prevé la creación de un mercado común africano en 2025 y una unión monetaria, en 2030.

 

Los países africanos se inspiraron claramente en la experiencia de a UE, observando las dificultades y los errores cometidos en Europa. Por si las dudas, la unión europea quedó para la etapa final del proceso.

 

E, igualmente, tomaron en cuenta la iniciativa del grupo BRICS, con la formación de nuevas alianzas e instituciones independientes, capaces de desempeñar un papel determinante en la arena económica y la política global.

 

El AFCTCA es un proyecto ambicioso. Italia y la UE no pueden, simplemente, quedarse viendo si África conseguirá implementarlo o no. A nuestro parecer, debemos detenernos para evaluar los comportamientos presentes y pasa dos de los gobiernos y los lideratos africanos. Hay un gran proyecto a realizarse, y es también un desafío para una cooperación internacional y europea.

 

Todo empezó en mayo de 2013, en Addis Abeba, Etiopía, en ocasión de la conmemoración del quincuagésimo aniversario de la Organización de la Unión Africana (OUA), cuando se definió el programa de la Agenda 2063 para “una África integrada, próspera y pacífica, encabezada por sus propios ciudadanos y capaz de representar una forma dinámica en el escenario internacional”.

 

La Agenda 2063 detalla una serie de iniciativas a implementarse en todas sus áreas, con el objetivo de transformar África en un continente soberano moderno, con su destino en sus manos.

 

Una primera meta es la construcción de una red continental integrada de trenes de alta velocidad. La infraestructura ocupa un lugar prioritario en la lista de proyectos, como se destaca en el Plan de desarrollo de Infraestructura de África (PIDA). Sin infraestructura carretera, ferroviaria, fluvial, portuaria, aeroportuaria, energética y de comunicaciones, la zona de libre comercio seguiría siendo una caja “paralizada”, que bloquearía cualquier proyecto de desarrollo industrial, económico y civil.

 

Está prevista la formulación de una “estrategia africana de commodities” para fortalecer al continente en la definición de contratos para la explotación de materias primas con socios internacionales, de modo de evitar que permanezca solamente como grandes hoyos de minas a cielo abierto y un simple proveedor de minerales para el resto del mundo. Con toda legitimidad, África quiere promover su industrialización y la creación de manufacturas para garantizar trabajo ye ingresos para sus ciudadanos.

 

Por desgracia, hasta la fecha, África ha sido blanco de una creciente apropiación de tierras: vastos territorios capturados por grandes intereses privados, empresas internacionales y también por otros países. El objetivo es la explotación agrícola y minera intensiva, para proveer productos para destinos fuera del continente. Muchas veces, la mano de obra local es explotada al máximo y pagos al mínimo, con daños para el tejido social tradicional y el medio ambiente, y dejando bolsones de pobreza y abandono.

 

Semejantes operaciones sin escrúpulos de benefician de la corrupción de potentados locales y de la ignorancia de gran parte de la población. Se estima que, de todos los territorios adquiridos por la apropiación de tierras en todo el mundo, más del 40% están en el continente africano. Por ejemplo, una investigación hecha hace pocos años registró una adquisición de 7.2 millones de hectáreas, solamente en la República Democrática del Congo ¡una tercera parte del territorio italiano!

 

Nueve de cada diez países de la África del Subsahara son “dependientes de las commodities”, porque más del 60% de todas sus exportaciones son commodities –y esta es una tendencia creciente, también, en el ámbito global.

 

De hecho, el Banco Mundial confirma el aumento de la relación deuda/exportaciones en la región del Subsahariana, la cual subió del 65% en 2011 hasta 136% en 2017.

 

La Agenda 2063 está repleta de otros proyectos relacionados s nuevas tecnologías, finanzas e, incluso, investigaciones espaciales. Fundamental es el proyecto de una “gran museo africano”, para promover su cultura en consonancia con los ideales del pan-africanismo. La intención es preservar el patrimonio cultural, incentivar a los africanos a escribir la verdadera historia del continente y mostrar su influencia artística, científica y literaria en las diversas culturas del mundo.

 

Sin embargo, la cumbre de Niamey tiene que reconocer que el compromiso asumido en 2013, para acabar con todos los conflictos continentales hacia el 2020, todavía no ha sido concretado.

 

La pacificación y superación de los actuales conflictos, en algunos países, constituyen, no obstante, una condición para el funcionamiento efectivo de la AFCFTA. Es un gran reto. Así como pasar de las fronteras y la emisión de un pasaporte único para la libre circulación de personas, el cual debe operar ya el próximo año..

*MSIA INFORMA

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