En su estrategia por diversificar su público, Nintendo ha optado por abrir su ecosistema, que por años ha subsistido primordialmente gracias al software de la casa, hacia videojuegos hechos por terceros.
Mientras antes Nintendo era el lugar al que uno acudía sólo por las aventuras de Mario, Donkey Kong y Kirby, ahora podemos encontrar un gran catálogo de opciones, sobre todo de desarrolladores pequeños e independientes.
Empero, Nintendo no deja de apostar a sus propiedades intelectuales, y prueba de esto es que además de las nuevas marcas AAA que ha intentado posicionar en los últimos años, como por ejemplo Splatoon, también está apostando por la opción de franquicias más pequeñas y discretas.
UNA LEYENDA
Este último caso es Sushi Striker: The Way of Sushido, un nuevo juego de puzzle desarrollado en conjunto entre Nintendo Entertainment Planning & Development e indiezero, publicado por Nintendo mismo para el Switch. indiezero es un estudio japonés que por más de veinte años ha hecho principalmente juegos para las consolas de Nintendo, usando a veces la propiedad intelectual de la compañía.
En este juego tenemos que identificar piezas de un mismo color, para hacer puntos o ganar en batallas; es un sistema que al menos la mayoría reconoce en juegos como Tetris.
La principal diferencia de Sushi Striker: The Way of Sushido es que las piezas de colores que tenemos que usar en el juego son platos de sushi, y de hecho toda la trama gira alrededor de este alimento.
LA PREMISA
Nos presenta un mundo en el cual el sushi ha sido prohibido por un imperio totalitario; después de una gran guerra conocida como Sushi Strugles, el imperio prohibió su producción y consumo, dejando al sushi como una mera leyenda.
El juego nos pone en el lugar de un protagonista con el nombre Musashi, que es un chico o chica huérfano (dependiendo de qué género elijamos) que se convierte en un Sushi Striker (una especie de luchador o héroe del sushi) que busca derrocar al imperio y llevar el sushi a todo el mundo.
Aquí es donde el juego se comienza a poner muy raro, pero también se vuelve único.