Cuando Liysa M.* estaba finalizando su adolescencia y se volvió veinteañera, el acoso sexual se convirtió en una constante de su día a día. Igual que como sucede con muchas mujeres. La atención indeseada y agresiva que sufría en la calle o los bares, le hacía desear el súper poder de la invisibilidad. “La atención no deseada y constante me provocaba náuseas, solo…
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