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Definitivamente, para el “Estado Profundo” (Deep State) estadounidense, parece no ser suficiente encajonar al presidente Donald Trump en su proyecto de conflictos permanentes.
Ante el fracaso momentáneo de la campaña para vincularlo a una supuesta interferencia de Rusia en las elecciones de 2016, la fase siguiente involucra una presumida “incapacidad mental” para ocupar el cargo.
La primera andanada de artillería pesada fue la publicación del libro “Fire and Fury: Inside the Trump White House” (Fuego y Furia dentro de la Casa Blanca de Trump), del periodista a sueldo Michael Wolff, lanzado en los primeros días del año ya convertido en “best seller” de amplia divulgación mundial.
“PARANOIDE, SEMILETRADO”
En el libro, entre una plétoras de chismes sobre el candidato y luego presidente, el autor describe a Trump, “paranoide, inestable, impetuoso, repetitivo, infantil y semiletrado”, y no esconde la intención de justificar la invocación de la vigesimoquinta Enmienda de la Constitución, para abrir un proceso de impedimento contra él. (The Independent, 7 de enero de 2018).
Además, el fuego amigo, divulgó una investigación sobre el vocabulario de Trump, considerándolo como el más pobre de los últimos 15 presidentes del país y equivalente al de un estudiante de cuarto año de primaria, con ocho años de edad (Newsweek, 8 de enero de 2018).
Adicionalmente, se están convocando siquiatras para debatir sobre la alegada inestabilidad mental de Trump, preparando testimonios frente al Congreso.