Donald Trump, presidente estadunidense, afirmó este miércoles que las informaciones de un posible espía del FBI en su campaña electoral representan “uno de los escándalos políticos más grandes”, al cargar de nuevo contra la “estafa” de la investigación sobre la trama rusa y las “Profundidades del Estado”.
El mandatario utiliza habitualmente el término “Profundidades del Estado” para referirse a los aparatos de inteligencia estadunidense alejados de la luz pública.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció el fin de semana que examinará si esa agencia o el FBI espiaron con motivos políticos la campaña electoral del actual presidente después de que éste exigiera una investigación al respecto para determinar si su predecesor, Barack Obama, actuó indebidamente.
“Si alguien se infiltró o vigiló a los participantes de una campaña electoral por motivos inadecuados, tenemos que saberlo y tomar las medidas adecuadas”, dijo en un comunicado Rod Rosenstein, vicefiscal general, que tiene responsabilidad sobre la investigación de la trama rusa dado que el fiscal general, Jeff Sessions, se inhibió de ella.
De acuerdo con informes, la fuente del FBI no se infiltró en la campaña de Trump, sino que solo mantuvo contactos superficiales con tres asesores del candidato republicano, con el objetivo de arrojar luz a la incipiente investigación federal sobre los posibles lazos con Rusia en el entorno del magnate.
Trump insinuó este sábado que el Congreso debía obtener esos documentos y el domingo exigió en un tuit que el Departamento de Justicia examinara si agentes suyos o del FBI “se infiltraron o vigilaron” su campaña electoral en 2016 “por motivos políticos”.
Esas demandas colocaron en una posición complicada al Departamento de Justicia y al FBI, que históricamente han operado con independencia de la influencia política de la Casa Blanca y no han permitido que los presidentes se metan en sus investigaciones.