Cosas increíbles siguen pasando en el mundo, pese a la pandemia por coronavirus.
Un francotirador del Servicio Aéreo Especial del Reino Unido consiguió dar en el chaleco bomba de un yihadista a casi 900 metros de distancia, lo cual causó una explosión que ultimó al portador de la prenda y a otros cuatro individuos.
La agresión aconteció el pasado mes de noviembre, pero apenas fue revelada. Para conseguirlo, el profesional hizo uso de un rifle barret calibre .50, una de las armas más poderosas del arsenal del SAS y que normalmente es usada para alcanzar blancos mucho más grandes como aviones, coches o camiones.
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