Un infante de tan sólo tres añitos, acabó muerto porque sus padres lo mataron de hambre y posteriormente, ocultaron su cadáver en una caja de juguetes.
Román “N” sufrió de maltrato y abandono a manos de quienes se suponía debían cuidarlo; lo mantenían alejado de sus hermanos y en completo aislamiento. A su madre, Raquel “N”, la encontraron culpable de los delitos de asesinato, abuso infantil y se le dictará sentencia el próximo 22 de julio.
En el transcurso de su juicio, realizado en una Corte del Condado de Pima, también se le señaló de haber creado una “cámara de tortura” para Román, cuyo cadáver escondió en una caja de juguetes.
De acuerdo con un medio local, los otros cuatro hijos de Raquel y su esposo Martín “N”, hablaron en la Corte sobre el comportamiento de sus padres hacia su hermano menor.
Una de las niñas expuso que al preguntarle a su madre, sobre por qué tenía a su hermano en una caja de juguetes, le contestó: “porque él era muy, muy, muy malo”.
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