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No puede ser más simbólica de las rápidas transformaciones en el escenario global, la concurrencia simultánea de dos eventos involucrando a las grandes potencias mundiales. El 5 de junio, en Portsmouth, Reino Unido, los líderes de 15 naciones celebraron el 75 aniversario del Día D, el inicio de la invasión de las fuerzas aliadas encabezadas por los EU, Reno Unido y Canadá, a una Europa entonces ocupada por la Alemania nazi.
Curiosamente, aunque la canciller alemana Ángela Merkel si estuviera presente, ningún líder de los países que integraban a la extinta Unión Soviética fue invitado, ni el ruso Vladimir Putin, el bielorruso Aleksandr Lukashenko o el recién electo ucraniano Volodymyr Zelensky. La omisión es relevante, por el hecho de haber sido el Ejército Rojo el principal factor de la derrota de la Alemania nazi, habiendo infligido entre el 80-90% de las bajas alemanas en la II Guerra Mundial.
En cuanto a esto, Putin recibía en Moscú al presidente chino Xi Jinping en su octava visita de Estado a la capital rusa, de donde viajó después para participar en la 23ª edición del Fórum Económico Internacional de San Petersburgo. Solamente en lo que va del año, es la segunda reunión de los dos líderes y ya contabilizan casi 30 encuentros en seis años, entre visitas de Estado y reuniones en diversos foros, reflejo de la asociación que se consolida rápidamente como la alianza estratégica más relevante para la reconfiguración en curso del orden del poder global.
En víspera del viaje, Xi resaltó el estado de la asociación, “En un nuevo punto de partida de la Historia, se están abriendo nuevas oportunidades para el desarrollo de las relaciones sino-rusas”, reporta el sitio RT del 5 de junio pasado.
En Moscú, Xi reforzó el buen entendimiento con el anfitrión, afirmando que “Rusia es el Estado extranjero más visitado por mí, y el presidente Putin es mi amigo más cercano y un buen colega” (RT, 5 de junio de 2019).
Por su parte, Putin dijo que las relaciones bilaterales llegaron a un “nivel sin precedentes”, en parte, gracias a la “participación directa” del líder chino.
En una declaración conjunta, los dos líderes resaltaron el fortalecimiento de la estabilidad estratégica en el ámbito internacional, en clara mención a los EU. “La declaración conjunta que firmamos sobre el fortalecimiento de la estabilidad estratégica global en la era moderna enfatiza la posición de principio de Rusia y de China sobre la inaceptabilidad de la destrucción del actual sistema de acuerdos en el campo de control de armas, el desarme y la no proliferación”, afirmó Putin.
Otra medida de gran alcance fue la decisión de profundizar los usos de las respectivas monedas en el comercio bilateral, además de la consolidación de un sistema de pagos internacionales, el cual permita no solamente substituir al dólar estadounidense, como también efectuar transacciones internacionales fuera del sistema controlado por los EU, a manera de reducir la capacidad de chantaje de Washington.
El entendimiento ruso-chino quedó también evidenciado en la intención de promover soluciones pacíficas para las crisis de Venezuela, del programa nuclear de Irán y Corea del Norte, otro mensaje directo a EU.
De particular relevancia es la mención de Xi al grupo BRICS, cuyos miembros, según dijo, simbolizan una dirección certera del desarrollo mundial, con una promisoria cooperación que solamente tiene a expandirse:
“Hace más de diez años, los países del grupo BRICS, adhiriéndose al espíritu de apertura, inclusión y cooperación mutua, profundiza continuamente la cooperación en economía y comercio, finanzas, política y esferas de seguridad, así como los lazos culturales y humanitarios. Aunque vivimos en continentes diferentes, estamos unidos por un deseo común de desarrollar la economía y mejorar el bienestar de la población, y también estamos unidos por un deseo común de desempeñar un papel mayor en los asuntos internacionales y regionales” dijo a la agencia Tass.
Juntas, Rusia y china responden por casi el 60% de las bajas de la II Guerra Mundial sufridas por las agresiones de la Alemania nazi y el Imperio japonés. Por esto, cada 8 de mayo, la Federación Rusa celebra el Día de la Victoria con gran pompa y circunstancia, siempre con numerosos invitados internacionales (Xi y las tropas chinas participaron en 2015). Ignoradas en la celebración del Día D por los representantes del eje euro-atlántico, ambas se empeñan en la construcción de una nueva era global cooperativa, en donde nuevos mega-conflictos sean solamente episodios de la Historia.