Unión Europea, entre la euforia y discordia

 

Luego de cuatro días de intensas negociaciones, los jefes de Estado de la Unión Europea (UE) alcanzaron finalmente un acuerdo en lo que algunos llaman “plan histórico de recuperación de 750 mil millones de euros” para combatir las graves consecuencias económicas de la crisis del covid-19 en el bloque.

 

El resultado fue un compromiso considerado muy positivo por el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, y por el primer ministro italiano, Giuseppe Conté, líderes de los dos países europeos más golpeados por la pandemia. Otra prueba fue la entrevista conjunta casi eufórica del primer ministro húngaro, Victor Orban, y su colega polaco, Mateusz Marzowiecki, ambos satisfechos por haber conseguido desviar las críticas sufridas al defender  sus respectivos estados nacionales y por la pretendida desvinculación de futuros desembolsos del presupuesto de la UE de la cláusula del Estado de derecho.

 

Antes de examinar los detalles del compromiso, se puede ver que el acuerdo no es lo que la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, habían analizado anteriormente, en términos de subsidios equivalentes a 500 mil millones de euros y 250 mil millones de euros en créditos extra.

 

Lo cierto es que el principal punto de discordia durante las negociaciones de cuatro días en Bruselas fue ilustrado por el papel obstructivo que desempeñó en particular Holanda y su primer ministro liberal, Mark Rutte, que encabezaba el llamado grupo de los “frugales”, como llamó la prensa internacional al bloque de los defensores de la austeridad –Holanda, Austria, Dinamarca, Suecia y Finlandia.

 

Estos últimos países se oponían firmemente al plan propuesto por Merkel y Macron. Según relatos aparecidos en la prensa, durante las negociaciones, Macron llegó a estallar, porque, según él, Holanda estaba desempeñando” el papel de los británicos” (una referencia a las críticas de Charles de Gaulle, que siempre se opuso al ingreso del Reino Unido a la Comunidad Europea)

 

El grupo de los frugales se oponía, principalmente, a que los países más afectados por la pandemia recibieran subsidios y créditos. Insistía en que, en lugar de eso, que los subsidios, en caso de concederse, tendrían que estar sujetos a condiciones y reformas estrictas –actitud que deja claro los principios ultra liberales del “laissez faire”, además del oportunismo político. Rutte sostenía sin rodeos que tenía que vencer a los populistas en las siguientes elecciones.

 

La reunión estaba al borde del fracaso, cuando, a última hora, se llegó a un compromiso para enfrentar los efectos de la profunda recesión económica que enfrenta la UE como consecuencia de la pandemia. De acuerdo con el semanario económico alemán Witschaftswoche:

  • *Los jefes de Estado y de gobierno acordaron un fondo de 750 mil millones de euros en forma de créditos y subsidios para los países más afectados por la pandemia. Por primera vez, el plan de recuperación será financiado por medio del endeudamiento común (una “unión de transferencias”, como dijo Macron). Los estados miembros tan sólo tendrán que dar garantía a los títulos emitidos por la Comisión Europea en los mercados de capitales. El monto no se deberá pagar hasta 2058.
  • *Los subsidios en términos de los programas de asistencia por la pandemia totalizan 390 mil millones de euros, en lugar de los 500 mil millones de euros planeados originalmente por Alemania y Francia. Austria, Holanda, Dinamarca, Suecia y Finlandia, originalmente, preferían ofrecer créditos y ningún subsidio.
  • *Con respecto a la “vinculación entre el principio del Estado de Derecho” y el dinero concedido a los estados del presupuesto de la UE, los 27 países acordaron una fórmula que enfatizase el principio, pero exigieron a la Comisión Europea propuestas detalladas sobre la preservación del mismo, es decir, como dice el semanario, “se evitó el conflicto”.
  • *La UE acordó un “presupuesto de recuperación” y el presupuesto europeo para 2021-27 de un total de un billón 800 mil millones de euros.

 

Luego de la reunión, Macron habló sobre un “día histórico para Europa”. Merkel, por primera vez, fue cauta, al afirmar que las negociaciones no fueron fáciles, pero que, “al final, nos unimos en un compromiso”. El compromiso todavía tiene que ser aprobado por el Parlamento Europeo, el que, potencialmente, podría crear problemas y señalar con el dedo los problemas de Hungría y de Polonia.

 

Según el diario económico italiano Il Sole 24 ore, el premier Conte destacó que el plan prevé créditos de 209 mil millones de euros para Italia. El español Sánchez calificó el acuerdo de manera muy positiva, un “Plan Marshall en respuesta a la crisis del covid-19”. De acuerdo con el periódico El País, España recibirá 140 mil millones de euros en créditos y casi 73 mil millones en forma de subsidios (cantidades equivalentes a 11.2 por ciento del PIB de 2019).

 

Por su parte, en conferencia de prensa conjunta con Marzowiecki, Orban admitió que Hungría y Polonia sacaron el máximo provecho del acuerdo: “Aunque originalmente hubiese planes de vincular el presupuesto y los pagos de la UE al principio del Estado de derecho, no hay motivos para que nos criticaran. Nosotros cortamos eso.

 

Nadie puede atacar la revolución húngara de 1956 o el movimiento polaco Solidaridad, que luchó bravamente con el comunismo en el pasado”. Orban destacó también que había defendido el Estado nacional en Bruselas y que Hungría y otros países de Europa Central estaban dejando claro, durante las negociaciones, que debería hacerse un intento más fuerte de integración de los estados de los Balcanes occidentales en la UE.

*MSIA Informa

Foto: Reuters

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