Venezuela: Brasil regresa a la “no intervención”

 

MSIA Informa

Luego de un imprudente coqueteo con la política intervencionista de Washington, Brasil comienza a abrir el camino de regreso a la posición de protagonista regional, perdida desde hace un buen tiempo, con una contribución fundamental para evitar un imprevisible agravamiento de la crisis política y humanitaria de Venezuela.

 

Tal se desprende de lo afirmado por el vicepresidente brasileño, general Hamilton Mourão, al trasmitir la posición brasileña en la reunión del Grupo de Lima, reunido en Bogotá, Colombia, el 25 de febrero. Su intervención fue fundamental para enfriar el ambiente beligerante creado por la belicosa retórica sobre una posible intervención militar en el país conflagrado, encabezada por Estados Unidos y repetida por algunos actores regionales entre ellos la propia diplomacia brasileña.

 

“Brasil cree firmemente que es posible hacer que Venezuela regrese a la convivencia democrática de las Américas sin ninguna medida extrema que nos confunda, siendo naciones democráticas, con los que serán juzgados por la Historia como agresores, invasores y voladores de las soberanías nacionales,” fue el mensaje de Mourão.

 

Por otro lado, a pesar de descartar toda intervención militar externa, Mourão dejó claro que el cuestionado gobierno de Nicolás Maduro no abandonará la escena tan fácilmente: “A la luz de los acontecimientos acumulados desde hace más de una década, debemos reconocer que Venezuela no conseguirá librarse ella sola de la opresión del régimen chavista.”

 

Por lo tanto, llamó a una acción colectiva, sin dejar de observar que la crisis de Venezuela es tan sólo una de las varias que merecen la atención y la intervención internacional compartida:

 

“El momento es del llamado al sentido de la responsabilidad. Ante todo, de los gobiernos de los países de las Américas. Independientemente de ideologías y de partidos, es forzoso reconocer que tenemos nuestra cuota de participación en la consolidación de un régimen ilegal e ilegítimo en Venezuela, debido a errores y omisiones que deseamos que no se repitan.

 

“Un llamado también al sentido de la responsabilidad de los organismos internacionales que, en busca de soluciones para los conflictos, deben atender a las posiciones soberanas y sus países miembros mediante la adopción de medidas eficaces, eficientes y efectivas, so pena de su irrelevancia, la antesala del desastre que irremediablemente alcanzará a todos.

 

“El mundo vive una preocupante escalada de tensiones políticas, económicas y militares que se deben enfrentar adecuadamente con la actuación responsable de los gobiernos nacionales y de los organismos internacionales, el motivo primario de nuestra presencia en esta reunión cumbre, para tratar la crisis más grave habida en el hemisferio desde inicios de los años 60 del siglo pasado”.

 

En esencia, el vicepresidente no dejó de señalar la ilegitimidad del gobierno de Maduro y la amenaza que representa para todo el hemisferio occidental. A tiempo que condenaba una acción militar, si mencionaba sanciones coordinadas “sobre el régimen y sus dirigentes,” calibradas para no afectar a la población.

 

Con la posición brasileña contra la intervención, reforzada por la Unión Europea y por el gobierno de España, perdió fuerza la beligerancia encabezada por Estados Unidos, representado en Bogotá por el vice presidente Mike Pence.

 

En su discurso, Pence no podía más allá de amenazar con represalias a los militares venezolanos que mantienen el apoyo a Maduro y vociferar que, “como dejó claro el presidente Trump, todas las opciones están sobre la mesa” (White House, 25/02/2019).

 

De la misma forma, la declaración final de la reunión del Grupo de Lima excluyo toda acción de ese género, y observó que “la transición a la democracia debe ser conducida por los mismos venezolanos, pacíficamente y en el marco de la Constitución y del derecho internacional, apoyada por medios políticos y diplomáticos, sin el uso de la fuerza”.

 

De forma paralela a la diplomacia no beligerante trasmitida por Mourão, se registra la eficiencia con la que los militares brasileños resolvieron la candente situación en la frontera con Venezuela.

 

El sábado 23, luego de que Caracas ordenara el cierre de las fronteras con Brasil y Colombia, lo venezolanos que estaban del lado brasileño chocaron con militares de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), los que respondieron con bombas de gas lacrimógeno, algunas de las cuales cayeron del lado brasileño. No obstante cabezas frías entraron en escena y negociaron directamente con sus contrapartes venezolanas, que retiraron los blindados contra disturbios presentes en el lugar.

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