El mismo día que Woody Allen inauguró la 69 edición del Festival de Cannes, el genio de Manhattan fue acusado por su hijo Ronan Farrow de escudarse en su fama mundial para eludir las acusaciones de abuso sexual cometido contra su hermana Dylan.
Aunque el tema no fue siquiera tocado durante la conferencia de ayer, ofrecida a propósito del estreno de su cinta: Café Society, presentada fuera de la competencia por la Palma de Oro a solicitud del propio cineasta.
NO CREE EN LA COMPETENCIA
“No creo en la competencia entre películas. La competencia es perfecta en los deportes, pero el jurado va a premiar la que considera la mejor película y yo puedo hacer la más aburrida, pero todo es muy subjetivo. Nadie en el mundo puede determinar si un Rembrandt es mejor que un cuadro de El Greco o un Matisse mejor que un Picasso”.
“Al venir a Cannes puedes decir cuál es tu favorita entre diez o 20 películas, eso es entendible, pero un grupo no puede venir a juzgar el trabajo de otra gente y decir cuál es el mejor, eso es algo en lo que no creo y no quiero participar”, sostuvo Allen.
El productor neoyorquino se mostró feliz de ir a Cannes para inaugurar el certamen galo, un honor que tiene por tercera vez en su prolífica trayectoria.
“Estoy encantado de venir a Cannes. Adoro la atmósfera, el entusiasmo de la gente y el hecho de que la razón de todo el mundo que está aquí son las películas, pero estar en la competencia está en contra de mis principios”, dijo.
NO LO CUESTIONAN SOBRE ACUSACIONES DE ABUSO SEXUAL
Ronan, el hijo biológico del cineasta, escribió el texto titulado Mi padre, Woody Allen y el peligro de no hacer preguntas, publicado por The Hollywood Reporter, donde cuestiona a la revista, pues en una entrevista previa no le preguntaron al director sobre las acusaciones de abuso sexual que enfrenta.
“Cuando mi hermana quiso contar su versión de la historia (2014) se dirigió a muchos diarios importantes, pero ninguno quiso hablar con ella. Yo le creo a mi hermana. Tanto desde la óptica del abogado como desde la del periodista.
“Woody Allen sigue en libertad y dirigiendo películas gracias a una cultura de la impunidad y el silencio. Amazon ha pagado millones de dólares para producir su serie y su nueva película. Muchos actores, incluyendo algunos a los que admiro mucho, siguen actuando en sus filmes”, añadió Ronan.
HISTORIAS ROMÁNTICAS
A los 80 años y con problemas de audición, según él mismo explicó, Allen llegó hasta la Riviera francesa para presentar Café Society, en la que narra la historia de un joven llamado Bobby (Jesse Eisenberg) que en los años 30 se muda de Nueva York a Los Ángeles para trabajar en la oficina de representaciones de su hijo Phil (Steve Carrel).
Termina enamorándose de una “mujer prohibida” (Kristen Stewart), con quien tiene una experiencia inolvidable hasta que conoce a su esposa Verónica, interpretada por Blake Lively.
“Todas las historias que escribo son románticas. Esto es algo que no necesariamente comparten las mujeres que han estado en mi vida. Ésta es una película romántica, no como otras que he hecho, como Match Point, por ejemplo”, precisó Allen, quien para despedirse anunció que filmará películas hasta que la vida se lo permita.
