La ONU dijo hoy que ha registrado al menos 120 casos de abusos sexuales y violaciones durante la actual oleada de violencia en Yuba y afirmó que se encuentra investigando las acusaciones de que “cascos azules” permitieron a soldados sursudaneses realizar algunos de esos crímenes.
La organización comunicó que continua recibiendo informaciones “profundamente preocupantes” sobre casos de violencia sexual perpetrados por soldados uniformados y hombres vestidos de civil cerca de sus instalaciones en la capital de Sudán del Sur y en otras zonas de la ciudad.
Las acusaciones incluyen violaciones en grupo y entre las víctimas habría infantes , según explicó a los periodistas el portavoz Farhan Haq.
A partir del comienzo de la actual violencia, a principios de mes, la misión de la ONU en Sudán del Sur (UNMISS) ha documentado al menos 120 casos de violencia sexual, lo que ha llevado a la operación a incrementar sus patrullas en la capital y en los alrededores de los campamentos donde se refugian civiles protegidos por “cascos azules”.
La misión, además, está brindando protección especial a las mujeres cuando salen de esos campamentos para recoger provisiones con el fin de evitar más violaciones.
En respuesta a informaciones que apuntan a que ciertos “cascos azules” no habrían actuado para evitar violaciones por parte de soldados sursudaneses, Haq dijo que la ONU está investigando esas aseveraciones .
“Nos tomamos muy en serio las acusaciones de que fuerzas de paz podrían no haber ayudado a civiles en peligro. Por supuesto, eso es exactamente lo que deben hacer y habrá serias repercusiones si incumplieron su deber”, indicó el portavoz.
Naciones Unidas hizo un llamado además a todas las partes del conflicto sursudanés a responsabilizarse personalmente para que haya sanciones inmediatas a los soldados involucrados en estos delitos sexuales.
La semana pasada, la ONU ya había comunicado que se encontraba investigando supuestas violaciones cometidas por soldados locales, que podrían constituir “crímenes de guerra”.
Miles de civiles han dejado sus hogares en las últimas semanas, muchos buscando la protección de la ONU, a raíz de la violencia armada que explotó nuevamente este mes entre leales al presidente de Sudán del Sur, Salvar Kir, y seguidores de su rival político Riek Machar.