El nombre identifica, señala y también se lo relaciona con determinadas épocas o modas. Es una forma de individualizar a una persona dentro de una comunidad determinada y se convierte en un “sello personal” que no solo la acompaña durante su existencia sino también después de la muerte.
Su elección no es tarea sencilla ya que muchas veces despierta debates, enojos y hasta burlas en el otro. Mientras algunos apelan a la creatividad, originalidad y transgresión, otros prefieren recurrir a las tradiciones familiares o fanatismos deportivos.
Uno de los casos más emblemáticos fue el de Walter Rotundo, quien no dudó en ponerle a sus mellizas “Mara” y “Dona” en homenaje a Diego Maradona. El error cometido por una joven pareja santiagueña a la hora de nombrar a su hijo también cobró relevancia nacional por haberse equivocado en la utilización de una consonante. Jonatan Figueroa y Jazmín Pallares inscribieron a su bebé como “Juniors Xeneise”, en clara alusión a la entidad azul y oro, en lugar de hacerlo con “Z” (Xeneize).
Azul Grana Álvarez (hija de un fanático de San Lorenzo), Diego Milito Nicolás Araya (de Racing), Newell’s Emiliano Chaperón (Newell’s), Lobo Octavio Olindi (Gimnasia de La Plata) y Benjamín Cai Vázquez (Independiente) son otros de los casos que reflejan la pasión por el fútbol de sus padres.
Un fanático de Diego Maradona inscribió a sus mellizas con los nombres de “Mara” y “Dona”
Si bien en la antigüedad los nombres fueron regulados por el Estado por razones políticas, de orden público, de costumbres y para cortar la ola de extravagancias; el Registro Civil porteño empezó a eliminar las restricciones a partir de 1999 para que puedan utilizarse los nombres que deseen los padres y madres (incluso los extranjeros y los aborígenes).
Pero hay excepciones: se prohíben aquellos nombres que resulten ofensivos o que “lesionen el honor” de la persona que lo va a llevar, no pueden ser más de tres nombres porque no hay espacio en el DNI, tampoco está permitido inscribir el mismo primer nombre a hermanos vivos, y no permiten usar un nombre de mujer para un varón o viceversa (salvo que sea José María, Andrea, Carmen, René, Tránsito, Rosario o Luján).
Los nombres más elegidos de 2019
Más allá de la libertad que tienen las familias para nombrar a sus hijos, en la Ciudad de Buenos Aires hace tres años que se vienen imponiendo los mismos nombres de nena y de varón entre los más elegidos. El ranking de 2019 lo sigue encabezando Benjamín, que este año fue el favorito con 1.536 inscripciones; e Isabella, con 1.317.
El top ten de varones se completa con: Mateo, Joaquín, Agustín, Felipe, Gael, Bautista, Nicolás, Tomás y Valentino. Mientras que el de las nenas con: Sofía, Valentina, Emma, Martina, Catalina, Jazmín, Victoria, María y Mía.
Una de las particularidades de este año es que en el género femenino se produjo un empate con el nombre Sofía, que obtuvo el mismo número de preferencias que Isabella. Mientras que también se destaca la aparición de nombres poco comunes como Yhamil y Zenón (para ellos) y Yara (para ellas) en el listado completo.
“Decir que son nombres raros es una apreciación subjetiva. Lo que sí llama atención es que son poco utilizados. Este año aparecieron nombres vinculados a series de TV de moda como Khaleesi de Game of Trhones, y Toki y Merlín de La Casa de Papel”, contó a Infobae Mariano Cordeiro, director del Registro Civil y Capacidad de las Personas que depende del ministerio de Gobierno porteño.
Otro dato llamativo fue la utilización de nombres neutros, tanto para nenes como para nenas. “En esa categoría Anderson fue de los más elegidos”, precisó Cordeiro.
A lo largo de su gestión, el funcionario solo tuvo que prohibir dos nombres. Y uno de ellos ocurrió este año. “Vinieron unos padres que querían ponerle Satanás a su bebé. Si bien no fue una negación expresa de parte nuestro, mantuvimos una charla con ellos y le hicimos entender que no era razonable. Finalmente aceptaron nuestra sugerencia”, relató. El otro nombre prohibido fue Nada. Un matrimonio quiso inscribir de esa manera a su hija en 2018 pero tampoco fue aprobado por el Registro.
El orden de los apellidos y la cantidad de nombres fue otra de las cuestiones que también generaron rispideces. “Con la reforma del Código Civil, desde 2015 se permite que el orden de los apellidos lo decidan los padres, sin que necesariamente el primero sea el del papá. Hubo casos en que las parejas no pudieron ponerse de acuerdo y hubo que hacer un sorteo en el momento para poder avanzar con el trámite”, recordó Cordeiro.
A diferencia de lo que muchos creen, el segundo nombre se sigue usando. “Vemos que la mayoría colocan segundos nombres e incluso hubo casos, aunque muy pocos, que eligieron tres”, resaltó.
Según cifras oficiales, hasta el mes de noviembre de este año se inscribieron en el Registro Civil porteño 52.771 nuevas partidas de nacimiento. De ese total, el 51,02% fueron hombres. Hubo 25.842 registros femeninos y 26.929 masculinos.
Y el 85% de esos trámites se realizó de manera online. “Antes todo el trámite era presencial: el vecino debía pedir turno para ir al Registro Civil a hacer el pedido y luego volver a retirarla, lo cual nunca tardaba menos de una semana o diez días. Hoy puede pedir la partida online y recibirla en su mail dentro de las 24 horas. Así, en el año, hemos devuelto más de 200.000 trámites que antes eran presenciales”, dijo el funcionario.
Conocé la historia de tu nombre
Para conocer cómo fue la evolución de la popularidad de los nombres en los últimos 100 años, el Ministerio de Modernización -en base a los datos del Registro Nacional de las Personas del Ministerio de Interior- desarrolló una web que contempla a todos los inscriptos entre 1922 hasta 2015. De esta manera, cada persona puede ingresar su nombre y fecha de nacimiento y chequear las variaciones que se produjeron durante esa línea de tiempo. La única contra de esta base de datos, que contiene casi 3 millones de nombres, es que no computa los últimos cuatro años.