Si estás intentando dar tus primeros pasos en el mundo del marketing, seguramente vas a encontrarte con varios conceptos o frases que no entiendes bien qué significas, aunque comprendes que resultarán importantes para que tus campañas tengan éxito.
Justamente, en este sentido, es que hoy queremos detenernos en una idea que se repite constantemente en este campo: la de tasa de apertura. Son muchos los emprendedores y empresarios que no tienen idea de qué significa, y hasta que no atiendan a ella, estarán comprometiendo sus resultados. Así que vamos a explicar un poco de qué se trata.
Cuando nos referimos a tasa de apertura, básicamente hablamos de una de las métricas básicas, estructurales, del email marketing. ¿Y cómo se obtiene? Dividiendo el número de emails enviados a los potenciales clientes, por el número de emails que efectivamente han sido abiertos.
Por poner un ejemplo simple, si hemos enviado un total de 100 correos electrónicos, de los cuales han sido abiertos 10, nos encontramos con que la tasa de apertura será un 10%, así que no hay más que realizar este sencillo cálculo para obtenerla.
De más está decir que realizar esta métrica apenas una vez no arrojará demasiados resultados, pero sí pueden ser mucho más interesante comprobar la evolución que va teniendo a lo largo del tiempo, más que nada cuando la complementamos con otras campañas de marketing.
Ahora bien, es importante dejar en claro algunas cuestiones para evitar las confusiones o líos. Primero que nada, es imposible alcanzar un ratio de apertura de 100%, e incluso diríamos que otros porcentajes elevados también son prácticamente inalcanzables.
Dentro de este universo, suele considerarse que un porcentaje de apertura por encima del 30% ya es un registro realmente bueno, de manera que puedes darte una idea acerca de qué tan difícil es llegar a porcentajes mayores que éste. Del mismo modo, es un buen aspecto a tener en cuenta si tus primeras campañas tienen porcentajes o tasas de apertura más bajas de las que esperabas.
El error en el que se cae muchas veces es pensar que, porque alguien esté suscripto a una lista de correos electrónicos, se encuentra interesado o puede afrontar la adquisición de los productos o servicios que ofrecemos, cuando eso no siempre resulta de este modo.
De hecho, pueden suceder situaciones como que ese correo de marketing le haya llegado en un momento que no puede abrirlo, y pasado el tiempo haya terminado por olvidarlo. O que sólo ese producto o servicio no le interese, pero sí nuestra empresa. Por eso se trata de una labor a largo plazo, en la que se deben evitar las conclusiones apresuradas.
Conociendo estos detalles esenciales, y sobre todo qué es la tasa de apertura y por qué debemos ser cuidadosos con ella, estamos seguros de que podrás afrontar tus próximas campañas de email marketing con plena conciencia acerca de los objetivos inmediatos y de cara al futuro.