Los ciudadanos de este país temen morir de hambre antes que de coronavirus cuando comience la cuarentena

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No estamos en contra del confinamiento. Pero veintiún días es demasiado […] será muy duro”. Como el resto de vendedores con los que comparte vereda en HarareIsaac Sayeed teme que el coronavirus le dé a su país, Zimbabue, el golpe de gracia.

A partir de hoy lunes, la casi totalidad de los 16 millones de habitantes de Zimbabue se han quedado en casa, siguiendo una orden del presidente Emmerson Mnangagwa, para intentar frenar la propagación de la epidemia que acecha. “Aunque las cifras [de contagiados] sean bajas, sigue siendo posible que el virus se propague mucho entre la población, y eso nos preocupa”, declaró el jefe del Estado el viernes.

Largas filas para adquirir alimentos antes de un bloqueo nacional de 21 días llamado por el gobierno para limitar la propagación del COVID-19 en Harare, Zimbabue (Reuters)

De momento, solo se declararon oficialmente siete casos de COVID-19 en el país. Pero la muerte de uno de los enfermos, un periodista de 30 años fallecido por falta de atención médica, según su familia, recordó a la población la gravedad del peligro. Si el virus se propaga por el país, desgastado por dos décadas de crisis económica y financiera, sumada a la escasez y la amenaza de la hambruna, el balance será catastrófico.

Hay escasez de productos alimentarios básicos, como el maíz, y los precios subieron porque la gente ha desvalijado las tiendas”, explica Isaac Sayyed.

Morir de hambre

Se supone que debemos hacer acopio para tres semanas, pero la mayoría de nosotros vive con el dinero justo que gana cada día”, agrega el vendedor. “Acabaremos sin medios para reabrir nuestros pequeños comercios […] y yo no veo que el Gobierno vaya a venir a ayudarnos”, señala, destacando que le da “miedo que la gente muera de hambre cuando esté aislada en su casa”.

La mitad de los habitantes del país están en situación de inseguridad alimentaria, según la ONU, a causa de la crisis económica y de inclemencias meteorológicas.

El economista Prosper Chitambara no se anda con rodeos, y vaticina un desastre, ni más ni menos. “La economía se va a desplomar. Y más aún ahora que la ventas de tabaco, una de nuestras principales fuentes de divisas extranjeras, fueron aplazadas”, advierte el analista del Instituto de Investigación Económica y Social.

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