Fátima Varinia Quintana Gutiérrez nació el 4 de junio de 2002, en el Estado de México. Hoy cumpliría 18 años. Era una niña soñadora, estudiosa, alegre. Le gustaba escuchar música y decirle a su familia que los amaba. Quería mucho a sus hermanas y hermanos pero tenía una relación especial con su hermano menor Daniel y con su madre Lorena Gutiérrez, con quienes compartía la mayoría del tiempo. Su familia encabezada por sus padres Lorena Gutiérrez y Jesús Quintana siempre ha sido muy unida y amorosa.
Fátima estudiaba en una secundaria pública ubicada en la comunidad de Santa María Zolotepec, Estado de México, aproximadamente a media hora de su casa, localizada en la comunidad de Lupita Casas Viejas, en el municipio de Lerma, Estado de México. Muchas veces alguien de su familia la recogía en la parada del camión y otras, ella llegaba a su casa.
El 5 de febrero de 2015, sus padres se encontraban esperando a que Fátima regresara de la escuela, pero su hija no volvió. El cuerpo sin vida de la niña fue encontrado ese mismo día, enterrado a metros de distancia de la parada de autobús y atrás de la casa de sus vecinos Luis Ángel “NN” y Misael “NN”.
Luis Ángel “NN”, Misael “NN” y un tercer sujeto José Juan “NN”, fueron retenidos ese mismo día por la población. Querían lincharlos, pero la familia de Fátima pidió a la comunidad que los entregaran a la policía para que fuera la justicia la que se hiciera cargo. Hasta la fecha el acceso a la justicia ha sido un camino largo y endeble.
Actualmente, los tres se encuentran presos. Luis Ángel “NN” fue sentenciado a 73 años; Misael “NN” sólo obtuvo sentencia de cinco años, debido a que era menor de edad cuando cometió el crimen, podría salir libre este año. Respecto a José Juan “NN”, quien fue absuelto en un primer momento, se encuentra en prisión preventiva y la familia sigue esperando a que se retome el proceso para lograr una sentencia condenatoria.
A cinco años del feminicidio, a pesar de que las sentencias condenan a la reparación del daño, la familia de Fátima no ha podido ejercer este derecho, pues las autoridades sólo han dado largas y evasivas. Además, los impactos psicosociales no han sido atendidos por las autoridades del Estado de México, prevalecen agresiones y amenazas en su contra por continuar la exigencia de justicia y la familia continúa desplazada.
Hoy recordamos a Fátima y la incansable labor de la señora Lorena y el señor Jesús para que el feminicidio de su hija no quede impune.
Su lucha es un ejemplo de amor y del dolor que estos delitos generan en la vida de las víctimas y sus familias. Los impactos negativos son múltiples, al desplazamiento forzado se suman problemas en su salud, estrés, temor, que les impiden retomar su proyecto de vida y familiar; sin embargo, la lucha de la familia Quintana Gutiérrez es acompañada por decenas de personas y organizaciones en México y el mundo, para que hechos como los sucedidos contra Fátima no queden impunes, no se repitan contra ninguna otra niña y para que el camino hacia la justicia sea una garantía.
Católicas por el Derecho a Decidir A.C.; Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia A.C. (IMDHD); Justicia Pro Persona A.C. y Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF).