El ex mandatario de Veracruz se dio a la tarea de recibir en su celda, en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, a las cámaras de la cadena Imagen Noticias. Por motivos de seguridad, no puede ser trasladado a las zonas de población general. Calza mocasines de gamuza café oscuro y lleva el pelo corto, mientras que ha dejado crecer la barba. Otra vez se le ve con sobrepeso. Niega estar deprimido, que no ha conocido el “cacerolazo”, como los reos llaman a la honda melancólica que llena a quienes están presos.
No es el caso de Duarte, al menos no en apariencia: se ríe a carcajadas, entreverando opiniones políticas con aforismos de su propia creación. Dice comer bien, que el trato es bueno y se dio a la tarea de repetir el verso sobre la prudencia y la ausencia, según su conveniencia.
Lleva un reloj Casio G-Shock negro con detalles rojos ajustado a una hora distinta a la del centro de México. Mientras conversamos, a las 9:30 am de aquí, en su pantalla digital se leían las 3:30, ¿la hora de Inglaterra antes del cambio a horario de invierno en esa parte del mundo? ¿La hora de Londres, donde su esposa Karime Macías aspira a vivir hasta que la tormenta legal y política termine?
Y sentencia…
“Algún día, no sé cuándo, diré por qué estoy aquí”.
Javier Duarte recibió en la cárcel al reportero @HumbertoPadgett. Esta es la primera vez que lo vemos en el Reclusorio Norte pic.twitter.com/omj2XEiKRa
— Ciro Gómez Leyva (@CiroGomezL) 16 de noviembre de 2017