Mouris Salloum George*
El grabado, habla por si solo: Tiene los rasgos clásicos y las tintas de las artes plásticas populares mexicanas. Al fondo, de espaldas, dos hombres con uniformes de campaña. A la izquierda, en español, una identidad: Indígena.
Hoy por la mañana, en nuestra sala Renato Leduc, el caso de Valentina Rosendo Cantú fue presentado como uno que sienta precedente contra los abusos militares y a favor de los derechos humanos de las mujeres a nivel mundial.
El matinal acto fue convocado por Tlachinollan, centro de derechos humanos de la región de la montaña y costa chica de Guerrero, activo en su misión desde hace 25 años.
El precedente lo estableció la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que analizó el expediente de Valentina y emitió una recomendación al Estado mexicano para reparar el entuerto. Un caso excepcional.
Excepcional, porque se pierde en la noche de los tiempos la estadística de casos tratados en México por la Comisión Nacional de Derechos Humanos y otras organizaciones civiles aplicadas básicamente a la defensa de los pueblos originarios.
La ONU, en años recientes, ha dedicado reuniones especiales sobre los derechos indígenas como parte de la agenda de sus asambleas generales. El gobierno mexicano, in situ, ha apoyado los compromisos concluyentes.
Una aspirante indígena no está en la boleta para la Presidencia
En la pugna por la sucesión presidencial de 2018, fue inscrita como candidata independiente la indígena María de Jesús Patricio. No obstante que fue la aspirante por esa figura que armó la carpeta más limpia legalmente del acopio de firmas de apoyo, el INE le negó aparecer en las boletas del 1 de julio.
No insistiremos hoy –por salud mental– en el indeseable modelo de campaña que han implantado los candidatos a la presidencia de México.
Entre casi 13 mil palabras, sólo una vez “indígena”
Nos remitimos en cambio, a un original ejercicio periodístico ensayado por el suplemento dominical Forma y Fondo, auspiciado por el grupo Reforma.
Ese ejercicio fue presentado bajo el rubro El debate en palabras. Analiza el ritmo y frecuencia de los usos lingüísticos de los candidatos en su último careo de hace una semana.
La palabra NO fue pronunciada 720 veces; México, 86; SÍ, 76; corrupción, 36, etcétera. La primera conclusión del conteo anterior nos indica que el discurso de los candidatos presidenciales está primado por la negación.
En línea con la introducción a este tema, lo que encontramos es que en el parlamento o “el diálogo” entre los candidatos presidenciales, la palabra indígena sólo está registrada una sola vez.
En Estados Unidos sí se aprecia la calidad de su trabajo
Según el Consejo Nacional de Población y el Instituto Nacional de Geografía y Estadística, en México superviven casi 60 etnias. Conforme la actualización censal, nuestro país está habitado por unos 16 millones de indígenas.
De acuerdo con la autoridad de Migración de los Estados Unidos, se detecta un alto porcentaje de indígenas entre la población mexicana que contribuye al desarrollo económico de la Unión Americana. Obviamente, son esos trabajadores tributarios en las remesas en dólares que se reciben aquí: Un nuevo máximo histórico cada mes.
Desde las precampañas y ya en campañas presidenciales, tenemos un compendio de fotografías en la que los candidatos aparecen ataviados con motivos indígenas y hasta con bastones de mando (de gobernador).
Escenas de clientelismo electorero, sin embargo el programa específico para rescatar a los eternos condenados de la Tierra no tiene tratamiento. No lo escuchamos, por lo menos en el tercero y último de los debates. Que quede constancia.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.