Los Estados miembros de la ONU, con la excepción de Estados Unidos, se dieron a la tarea de acordar el Pacto Mundial para la Migración, el primer intento de gestionar a escala global todo el fenómeno migratorio.
El acuerdo, que no es jurídicamente vinculante, incluye una amplia lista de compromisos por parte de los Gobiernos para abrir más vías de migración regular, proteger a los inmigrantes o cooperar en una mejor gestión de fronteras.
El pacto es fruto de un encargo hecho en 2016 por los jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo, que acordaron en la ONU negociar sendos acuerdos sobre migrantes y refugiados ante la crisis que se vivía entonces en el Mediterráneo.
Miroslav Lajcak, presidente de la Asamblea General de la ONU, recalcó que el pacto no dicta ni impone nada a los Gobiernos y respeta totalmente la soberanía de los Estados en materia de inmigración, pero supone un gran paso adelante.
“Es un momento histórico y el potencial es enorme”, destacó el diplomático.