Ocesa y CIE, monstruos del entretenimiento al amparo del Poder en México, ¿hasta cuándo?

 

Sergio Islas Pacheco*

Para nadie es un secreto que Ocesa y CIE (Corporación Interamericana de Entretenimiento) han hecho negocios y prácticas monopólicas al amparo del poder, mucho menos para las promotoras y empresas independientes que alguna vez han debido recurrir a sus instalaciones o a contratar cualquiera de sus servicios, porque sencillamente no queda más remedio.

 

De facto, sin esos vínculos que desde su origen lo han acercado a las cúpulas políticas más altas de este país, Ocesa no sería hoy el monstruo que es, es decir, la quinta empresa promotora de espectáculos más grande a nivel mundial.

 

No dice nada y dice mucho dicho dato porque si nos detenemos a analizar, el volumen de ingresos que se manejan equivale a la totalidad del PIB (Producto Interno Bruto) de algunos países de África.

 

Hace 20 años, cuando empezaba en el ámbito del entretenimiento, me asombraba de cómo, las condiciones imperantes para operar un inmueble, obligaban a perjuicio del mismo evento y promotora, a contratar forzosamente proveedores en boletaje, servicios, seguridad, seguros, etcétera y se penalizaba al promotor por todo, casi hasta por respirar.

 

No entendía, por ejemplo, cómo se obligaba a esos promotores externos a montar una exclusiva venta para clientes de cierto banco, ni porqué manto divino milagroso cuando se liberaban los boletos al público en general, el sistema se bloqueaba y dejaba a muchos que habían ido a dormir en las taquillas una noche antes, sin sus entradas. Y lo peor es que luego de diversos reportes exclusivos para el promotor, ahí seguían apareciendo boletos disponibles, pese a que el sistema no dejaba comprarlos ya que los asientos aparecían bloqueados.

 

LOS FOROS INDEPENDIENTES

Siguen vacíos y tienden a seguirlo estando por mucho tiempo más. Las bandas locales apenas si son tomadas en cuenta y a no ser que se trate de grupos catapultados por la industria, no hay ninguna esperanza de que abandonen la soledad de su abandono.

 

La carencia de recintos es alarmante y hoy en día, todos los lugares dignos para conciertos están operados por Ocesa y Zignia y por necesidad, un promotor está obligado a montar algo con ellos por el simple hecho de no existir más inmuebles para trabajar, operando siempre bajo sus reglas y trabas. Y al hacerlo, por comisión o por silencio, público y promotores favorecemos los peores intereses políticos, económicos y comerciales de estas grandes empresas.

 

El anuncio hecho días atrás en el que se da a conocer una serie de medidas antimonopolio (curiosamente redactado por Corporación Interamericana de Entretenimiento para sancionarse/salvarse a sí misma) es, aunque sea pequeño, un paso hacia la posibilidad de lograr eliminar esos acuerdos de exclusividad con terceros, que ya es de por sí un cáncer molesto para todos en la industria.

 

No más Ticketmaster obligado, no más operar inmuebles de forma exclusiva en el Valle de México para más de 15 mil personas, en los que se condicionen artistas y fechas para conciertos a efecto de no empalmarlos con las prioridades o necesidades de OCESA en dicha materia.

 

Por algunos años, en lo que OCESA desarrolla más infraestructura, no más operar bajo reglas perniciosas para la empresa contratante. Espero se cumplan y al margen de estas medidas, habrá que leer detenidamente la letra pequeña.

 

Para quien guste leer completa la lista de acuerdos, lo puede hacer en el siguiente link: https://www.eleconomista.com.mx/…/CIE-el-show-debe-continua… Esto, en los tiempos de crisis que vivimos, es algo que vale la pena valorar y replicar, sobre todo si estamos de este lado, ya sea como medio, promotor, proveedor o simplemente como espectador.

*Periodista y Director de Marketing

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