ATAÚD, TRAJE A LA MEDIDA QUE TODOS USAREMOS

 

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Por Marco Antonio Escobedo

Roberto Fernández, encargado de una funeraria, cuenta a  Diario Noticias Web algunas de las múltiples anécdotas que tiene a lo largo de 45 años en el oficio.

Refiere que reciben cuerpos de diversas entidades del país y que normalmente la gente supone que es simple la tramitología que se sigue cuando alguien muere, pero no es así.

“Se tiene que pasar por diferentes instituciones cuando una persona muere y llenar muchos papeles y he visto cómo las familias se pelean entre sí por la herencia que deja el muertito, antes de enterrarlo siquiera¨, lamenta.

En el lugar hay féretros de madera y metal de todos los tamaños, y en colores gris, café, blanco, azul, dorado y guinda;¨son trajes a la medida que todos, tarde o temprano, vamos a utilizar¨, dice don Roberto con ironía.

Afuera se encuentran dos camionetas blancas; aguardan, pacientes, al próximo pasajero que será llevado a la capilla donde será cremado o al panteón donde descansará en paz.

LOS “FLACOS” PESAN MÁS

Dice que él va por los fallecidos a las instalaciones del médico forense y que “nunca lo han espantado. Lo curioso de cuando alguien se muere es que si es delgado pesa más que un gordo”, asegura.

Explica que lo primero que se hace cuando alguien fallece es trasladado a la delegación y si la familia lo reconoce, se lleva al anfiteatro para que se le practique la autopsia correspondiente.

“Después se embalsama el cadáver para que el cuerpo tarde más en descomponerse. Si no se le hace esto, dice, la persona puede sangrar y hasta excretar durante su funeral”.

Comenta que también hacen cremaciones y éstas se realizan con el cadáver vestido.

Y cuando se trata de un feto, anota, se debe llevar el pequeño ataúd al médico forense, de lo contrario, no lo entregan.

SERVICIO COMPLETO, SEGÚN PRESUPUESTO

Eutimio Hernández es otro empleado de la funeraria, menciona que ellos no sólo venden cajas sino brindan un servicio completo, amén da tratar de dar tranquilidad a los deudos, por el momento tan difícil por el que atraviesan.

”A veces vamos por los cuerpos al hospital y si nos dicen sus familiares que los llevemos a una capilla los hacemos. Todo depende de la economía de la gente, ya que si no ajustan el pago, no podemos trasladarlos a donde quieren”.

Refiere que si se quiere un féretro con un servicio de capilla cuesta unos 12 mil pesos aproximadamente, mientras que el féretro solo ronda entre los 8 y 9 mil pesos.

Precisa que también juega un papel importante el panteón, pues hay unos cementerios del gobierno muy baratos; pero hay otros, ”los españoles y franceses que cuestan mucho dinero”.

Así, “después de que se selecciona el cementerio, según el presupuesto de la familia, nosotros llevamos en la carroza a los cuerpos a una empresa donde los embalsaman y después los trasladamos al cementerio para su entierro“.

En el camposanto, “La familia paga entre 12 y 20 mil pesos por abrir la fosa; hay fosas de entre 185 y 200 pesos, es el puro hoyo el que se cobra”, apunta Eutimio Hernández.

Dice que en los panteones se debe pagar un refrendo cada siete años para que dejen estar el cuerpo allí, de lo contrario –asegura- “sacan el cuerpo”.

(Foto: capillasdelcarmen.com.mx

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