En un nuevo esfuerzo para atajar la crisis desatada por el coronavirus, que deja ya 636 muertos en China, el gobierno chino anunció este miércoles que transformará en clínicas varios hoteles y centros culturales y deportivos para desahogar los abarrotados hospitales en la provincia de Hubei, foco del brote.
En concreto, el gobierno volverá estos lugares en centros que recibirán y tratarán a pacientes con síntomas leves, así como para observar a los contactos cercanos y descartar contagios.
Asimismo, clínicas especializadas pasarán a recibir a contagiados, se construirán nuevos hospitales improvisados y se enviarán más equipos y unos 2,000 trabajadores médicos adicionales a Hubei y su capital, Wuhan, que permanece en cuarentena “de facto” desde el pasado 23 de enero.
El objetivo de Beijing, recoge la agencia oficial Xinhua, es que todos los infectados obtengan tratamiento, que se mejoren las tasas de recuperación y se reduzcan las muertes: este miércoles se registró un nuevo récord de 65 fallecimientos en un solo día, todos en Hubei.
“Hemos llegado a una etapa crucial en términos de control y prevención de la epidemia”, reconoció hoy la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino Hua Chunying en la ya habitual rueda de prensa a través de una aplicación de mensajería, en la que mostró su esperanza de llegar “pronto” a un “punto de inflexión” que revierta la crisis.
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