CONOCE LA VERDADERA Y TERRIBLE HISTORIA DE LAIKA, LA PERRITA COSMONAUTA

 

Kudryavka era una perra callejera de la ciudad de Moscú, no tenía dueño y transitaba las frías calles de la capital rusa. Su nombre probablemente no es familiar para nadie, pero su historia conmovió a varias personas, ya que esta pequeña can se convirtió en Laika, la primera cosmonauta de la historia.

 

El verdadero nombre de Laika era Kudryavka, su traducción sería “pequeña de pelo rizado”. Después la llamaron Zhuchka, bichito, y luego Limonchik, limoncito, para finalmente llamarla Laika, que significa “ladradora”.

 

Con tan sólo 3 años fue capturada en la calle por el ejército soviético, y así iniciaría una nueva vida. Laika fue entrenada junto con otros 2 perros más, Albina y Mushka. Albina fue lanzada 2 veces en un cohete, para probar su resistencia a las grandes alturas.

 

Si bien las pruebas para ir al espacio nunca han sido sencillas, Laika fue uno de los primeros seres vivos en sufrir las entonces rudimentarias pruebas. Este entrenamiento consistía en acostumbrarlos a un espacio muy reducido, con mucho ruido, aceleraciones y vibraciones; este tipo de entrenamiento, era una auténtica tortura, los ladridos que le dieran nombre a Laika eran una señal del martirio que hicieron pasar al animal.

La perrita fue confinada en centrifugadoras y en jaulas de pequeño tamaño para acostumbrarla a lo que sería su viaje espacial.

 

La adaptación de Laika a un espacio cada vez más pequeño, permaneciendo enclaustrada hasta 20 días, la provocó alteraciones en las funciones excretoras empeorando su condición física.  Según científicos rusos, un perro callejero acostumbrado a luchar diariamente por la supervivencia, soportaría mejor los entrenamientos que un perro de raza, y además tenían más capacidad de aprendizaje, ya que nada les fue dado, ni comida, ni refugio, ni cariño, y tenían que sobrevivir a las inclemencias meteorológicas de una ciudad como Moscú.

 

La semana previa al lanzamiento Vladimir Yazdovsky, uno de los científicos encargados de la misión, tomó Laika para llevarla a su casa y jugará con sus hijos. “Yo quería hacer algo bueno para ella”, escribió en la bitácora de la misión. “Tenía tan poco tiempo de vida.”

 

Laika fue colocada en la nave el 31 de octubre, 3 días antes del lanzamiento. El día del lanzamiento, el 3 de noviembre, le limpiaron el pelaje con etanol, y la pusieron yodo en las zonas donde se iban a colocar los sensores para medir sus funciones vitales; estos signos eran seguidos telemétricamente desde tierra.

 

Después del despegue, al alcanzar la máxima aceleración la nave, el ritmo respiratorio de Laika aumentó 4 veces el ritmo normal, y su frecuencia cardíaca pasó de 103 a 240 latidos por minuto.

 

DECIDIERON PREPARARLE COMIDA ENVENENADA

 

Sería un viaje espacial sin retorno. Dado que la URSS no era capaz de asegurar un módulo de retorno para Laika, decidieron preparar comida envenenada para provocar la eutanasia a distancia y evitar que muriera sufriendo en el espacio. Laika, sin embargo, no murió por la comida, sino por un error en la cabina que provocó un aumento de temperaturas de hasta cuarenta grados que acabó con la vida del animal, al no desprenderse parte de la nave para que pudiera ponerse en marcha el sistema de control térmico.

 

La muerte de Laika fue guardada bajo llave por el alto mando soviético, que señaló que había sobrevivido 5 días y en el sexto murió por la falta de oxígeno, asimismo se dijo que la perrita habría recibido la eutanasia programada previo a que se terminara el oxígeno; cuando realmente sólo pudo sobrevivir unas pocas horas. La muerte de Laika, fue vital para que cuatro años después Yuri Gagarin se pusiera el traje de cosmonauta y llegara al espacio, ella hizo posible que el hombre conquistara el espacio.

 

Pero de su viaje al espacio las palabras de Oleg Gazenko, uno de los principales científicos que participaron en el programa soviético de animales en el espacio, y que seleccionó y entrenó a Laika, dejó para la posteridad una de las frases más conmovedoras sobre aquella odisea:

 

“Cuanto más tiempo pasa, más lamento lo sucedido. No debimos haberlo hecho….ni siquiera aprendimos lo suficiente de esta misión, como para justificar la pérdida del animal”

 

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