Elisabeth Hellenbroich en MSIA Informa
La reunión de este año del Fórum Económico Mundial (WEF) de Davos-Klosters, Suiza (23-26 de enero) tuvo por tema general “Un futuro común en un mundo fracturado.” La impresión que deja es la de un gran bazar donde la mayoría de los cerca de 3 mil participantes, entre los que destacaron empresarios y líderes de la economía y de la política, competía para vender la fábula de cuál economía se estaría desempeñando de forma más excelente en el mundo.
Muchos líderes, entre jefes de Estado y de gobierno europeos, a ejemplo del Presidente francés, Emmanuel Macron, la Canciller alemana, Angela Merkel, la Primer ministro británica, Theresa May, y el Primer ministro italiano, Paolos Gentiloni, repetían la idea vaga de un futuro de “cooperación multilateral” y no modelos proteccionistas.
La mayoría de las voces pedía el impulso europeo común para completar la Cuarta Revolución Industrial, la transformación de la digitalización, la promoción de la inteligencia artificial, la seguridad cibernética, una mejor educación y el control del clima.
EDUCACIÓN Y CONTAMINACIÓN, PRIORIDADES
El representante indio, el Primer ministro Narendra Modi y Liu He, principal asesor económico del Presidente chino, Xi Jinping -la estrella de Davos 2017-, insistieron fuertemente en la necesidad de invertir más en la educación y en la lucha contra la contaminación. Esto debería estar dedicado a la defensa del “bien común” y a un futuro compartido de toda la humanidad.
Todas las manifestaciones tocaron la tecla de la “destrucción creativa” de Joseph Schumpeter, por medio de nuevas tecnologías. En los discursos de muchos líderes políticos se utilizó ampliamente la expresión “desarrollo disruptivo” en la economía global y en los mercados de trabajo. Sin embargo, quedó sin respuesta la pregunta de cuáles serían los efectos de tales futuros “desarrollos disruptivos” y cómo enfrentarlos.
Donald Trump y algunos de sus coterráneos, como el ex secretario de la Defensa Ashton Carter, usaron un lenguaje nada suave. El presidente dedicó la mayor parte de su discurso de 15 minutos al tema de cuan “grande” los Estados Unidos se convertirán en su gobierno, alabándose como el hombre que habría provisto de más empleos a la sociedad estadounidense y en cuyo mandato los mercados de acciones se están disparando. El discurso fue dirigido, esencialmente, a los empresarios, invitándolos a invertir en Estados Unidos.
SEGURIDAD CIBERNÉTICA
El aspecto más impresionante, sin embargo, fueron las sustanciosas cuestiones geopolíticas dejadas fuera del debate.
En el panel sobre “Seguridad cibernética,” el ex secretario estadounidense de la Defensa Carter reafirmó la necesidad de “escribir una nueva cartilla” para responder a las “operaciones tras bastidores” de Rusia. Pidió a los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) desarrollar un “plan de acciones militares comunes contra Rusia.” “Soy de la opinión de que, por primera vez en 25 años, desde la caída del Muro de Berlín, Rusia se convirtió en nuestro adversario militar,” afirmó. En referencia a la nueva “Estrategia de seguridad nacional,” recién divulgada, Carter resaltó la principal tarea de Estados Unidos: competir con grandes potencias nombrando a, Rusia y China.
Esa actitud presuntuosa es coherente con el trato despectivo dado a Rusia en Davos, excepto en un panel especialmente dedicado a ella. En compensación, tres líderes del Este de Europa, la Presidenta de Lituania, Dalia Grybauskaite, el Presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, y el Presidente de Polonia, Andrzej Duda, se unieron en un rechazo inflexible al nuevo proyecto del gasoducto Nord Stream II (la duplicación del gasoducto de 1 224 km que une a Vyborg, Rusia, con Greifswald, Alemania), con el gastado argumento de la dependencia del petróleo y del gas natural ruso.
SANCIONES DE EU CONTRA RUSIA
En el panel sobre Rusia participaron el jefe ejecutivo de la siderúrgica Severstal, Alexey Mordashov, el ex vice primer ministro y actual presidente de los Ferrocarriles rusos, Arkady Dvorkovich, el presidente del banco de fomento Vnesheconombank, Serguei Gorkov, la presidente ejecutiva de la empresa petrolífera estatal italiana ENI, Emma Marcegaglia, y Frederick Kempe, del instituto especializado en estudios estratégicos del Atlantic Council. En los debates, Marcegaglia fue la única en criticar abiertamente las nuevas sanciones unilaterales de Estados Unidos contra Rusia, los representantes rusos se limitaron a hacer una evaluación sobria sobre la situación económica en Rusia.
De acuerdo a Dvorkovich, la economía rusa está mejorando, en especial después de haber reducido la inflación y las tasas de interés, con crecimiento en sectores como la agricultura, en particular en el sector de los granos, además de las manufacturas y de los servicios. Los salarios, igualmente, están aumentando y se están abriendo nuevas oportunidades para la pequeñas y medianas empresas.
Mordashov destacó que 70 por ciento de la población rusa está usando internet como una herramienta de trabajo y afirmó que Rusia debería hacer más para adoptar nuevas técnicas.
Gorkov, por su parte afirmó que Rusia es el líder mundial en las tecnologías “blockchain,” las cadenas de bloques usadas en la seguridad de las operaciones con criptomonedas (no se debe confundir con la histeria sobre el bitcoin y las demás criptomonedas).
Sin embargo, lo destacado del panel fue Marcecaglia, líder de la undécima mayor petrolera del mundo, con ventas de 90 mil millones de dólares operando en 83 países con 84 mil trabajadores. Ella destacó, en primer lugar, las relaciones de la ENI con Rusia, donde su empresa está presente desde 1950. “Nosotros importamos 20 mil millones de metros cúbicos de gas (al año) y tenemos fuertes relaciones con Gazprom y Rosneft” rusas, y afirmó, las relaciones entre la ENI y Rusia son “audaces y grandes.”
Al mismo tiempo, reclamó los efectos de las sanciones impuestas a una empresa de la importancia de la ENI, resultado de las medidas unilaterales decretadas por el Congreso estadounidense en julio de 2017, que entrarán en vigor a partir del 29 de enero de 2018. Marcegaglia informó que la ENI estaba involucrada en un proyecto en el Mar Negro junto con Gazprom y Rosneft, pero, el resultado de las últimas sanciones, fue interrumpir su participación.
Reclamó, igualmente, la situación de incertidumbre creada, en las empresas, a nadie le gustan las sanciones, porque “ellas afectan mucho los negocios.” Esto es todavía más importante, pues Italia era el socio número uno de Rusia en la Unión Europea (UE) y, además, a pesar de todo, Rusia suministra el 40 por ciento del gas y del petróleo consumido en Europa. A los dirigentes empresariales “no les gustan las sanciones,” pero, por una cuestión de unidad, las siguen. “Sin embargo, tenemos que permanecer en comunicación con Rusia,” resaltó.
Durante el debate con el público, hubo una pregunta hecha por Fyodor Lukyanov, de la revista Russia in Global Affairs, sobre cuánto tiempo durarían las sanciones. Marcegaglia respondió: “Rusia es un actor importante en términos de la geopolítica del Medio Oriente, y también en la OPEP (Organización de los Países Exportadores de Petróleo). Por ende nos gustaría tener una situación mejor. El gobierno y las empresas italianas están siempre cerca de Rusia. Nosotros nos atenemos a esto, aunque el comercio con algunos países haya caído.”
Dvorkovich afirmó que el presidente Vladimir Putin desea mejorar la situación económica de Rusia, cuyo PIB se encogió de 2.1 billones de dólares a 1.3 billones. No obstante, destacó, el país dispone de muchos talentos, y luego de las elecciones de marzo venidero, el gobierno tomará medidas para emplearlos de manera productiva. El moderador informó de las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), según las cuales, las sanciones tienen un peso anual de 1 por ciento del PIB ruso.
El presidente del Atlantic Council, Frederick Kempe, recalcó que hasta que la situación cambie en Ucrania, lo que significa que los Acuerdos de Minsk sean cumplidos por completo por Rusia (sic), las relaciones con Estados Unidos seguirán siendo “tóxicas.” Marcegaglia respondió que las sanciones unilaterales de Estados Unidos quieren alcanzar los sectores de la energía tanto de Rusia como de Europa y que, considerando los muchos accionistas estadounidenses en la ENI, la empresa se vio obligada a obedecer a ellas. Dvorkovich respondió que las sanciones estadounidenses tienen el objetivo de “competir” con Europa en el campo de la energía. La misma opinión fue expresada por muchos ejecutivos europeos, en especial de Austria y de Alemania, de acuerdo a ellos el principal objetivo de las nuevas sanciones es golpear los intereses energéticos europeos.
El punto final tocado por el moderador fue la supuesta participación rusa en la campaña electoral estadounidense. Kempe explicó la falacia de todo el caso afirmando, “en la inteligencia y en el Congreso de Estados Unidos hay el ‘consenso’ de que Rusia interfirió en las elecciones estadounidenses. Esto es factual” (sic). Exigió que, para enfriar la situación, Rusia debería admitir discretamente a la comunidad de inteligencia estadounidense su intromisión en el proceso electoral.
Dvorkovich, con mucha calma, respondió, “todo el asunto de la interferencia rusa en las elecciones de Estados Unidos fue inventado.” Al mismo tiempo, dejó claro que las sanciones no eran las cosas más importantes del mundo, Rusia quiere el diálogo. Observó la extrañeza vivida por la delegación rusa en Davos, al saber, que los representantes de Estados Unidos se estaban “escabullendo” de dialogar con los rusos.
PAPA FRANCISCO PIDE NO SACRIFICAR LA DIGNIDAD HUMANA
El contraste a las muchas intervenciones auto-referenciales en la conferencia, fue el discurso enviado por el Papa Francisco a Davos.
En él, el Pontífice advirtió, “para nuestra consternación, vemos que las cuestiones técnicas y económicas dominaron el debate político, en detrimento de la genuina preocupación con los seres humanos. (…) Hombres y mujeres corren el riesgo de ser reducidos a meros engranajes de una máquina que los explota como objetos de consumo.”
Insistió vehementemente, “no podemos permanecer en silencio ante el sufrimiento de millones de personas cuya dignidad es herida, ni podemos proseguir como si la propagación de la pobreza y de la injusticia no tuviese una causa. Es un imperativo moral, una responsabilidad que involucra a todos, crear condiciones adecuadas para permitir que cada persona viva de manera digna.”