“Les habla Diego Armando Maradona, el hombre que le hizo dos goles a Inglaterra y uno de los pocos argentinos que saben cuánto pesa la Copa del Mundo”, es la forma en que empieza el libro del Pelusa, hecho en colaboración con Daniel Arcucci (periodista deportivo), y en el que narra su experiencia en México 86, aquel Mundial que jugó hace 30 años y que inició el camino con una victoria de 3-1 sobre Corea.
Maradona, hace tres décadas, inició en el estadio Olímpico de CU una de las historias más recordadas del futbol internacional. El Pelusa llegó a México como una estrella que brillaba en el Nápoles de Italia y que prometía ser campeón del Mundo en nuestro país.
GRITAR, PARA QUE TODOS ESCUCHEN
“Lo único que puedo gritar, para que todos escuchen, y lo único que puedo escribir, para que todos lean, es que tampoco me olvido de que, cuando decía que íbamos a ser campeones, me trataban de loco. Bueno, tan loco no estaba, ¿no?: al final, salimos campeones”, recuerda en el libro titulado: Mi Mundial, mi verdad.
Maradona tenía 26 años y era el capitán de un equipo que se componía por jugadores como Jorge Burruchaga, Oscar Ruggeri, Jorge Valdano y Héctor Miguel Zelada, en ese entonces portero del América.
PROMESA INCUMPLIDA
La polémica en Argentina surgió antes del Mundial, Bilardo le había quitado la capitanía a Pasarella para entregársela a Maradona y se hablaba que Menotti debía ser el entrenador de la albiceleste, no un técnico que había sufrido para llevar a su selección a la segunda Copa del Mundo que organizó México.
Algunos medios aseguraban que Bilardo obligó a su equipo a hacer una promesa a la Virgen de Copacabana del Abra de Punta Corral, en Tilcara, Argentina, para ser campeones del mundo, palabra que nunca cumplieron.
“Yo he cambiado mucho, es cierto, y muchos hablan de mis contradicciones. Pero en algo no cambié ni me contradije: cuando me decidí a jugarme por una causa, lo hice y lo di todo. Por eso digo, hoy, que me hubiera gustado que, tantos años después, Bilardo hiciera por mí lo mismo que en su momento yo hice por él. Nada más. Que se hubiera jugado por mí como yo me jugué por él”, narra en el libro, publicado por editorial Sudamericana.