Los bancos están siendo destronados. No, no es una broma. Poco creen que, en el mundo de las finanzas, los bancos ya no son el “número uno”.
Sin embargo, el Global Shadow Banking Monitoring Report 2017 (informe del Monitoreo del Sistema Bancario Paralelo 2017) del Financial Stability Board (FSB) lo confirma. El FSB es el organismo internacional encargado de monitorear el sistema financiero global para reducir los riesgos sistémicos. Al pasado, ya fue presidido por Mario Draghi, el actual presidente del Banco Central Europeo (BCE).
Según el informe, hacia finales de 2016, el total de activos financieros globales llegaba a los 360 billones de dólares, cinco veces y media el PIB (Producto Interno Bruto) mundial, divididos así: 160 billones administrados por instituciones financieras no-bancarias; 138 billones por bancos; 26 billones por bancos centrales; y el resto por instituciones financieras públicas.
El FSB considera como “sistema bancario paralelo” (o “sombra”) las instituciones financieras no bancarias, es decir, las “entidades y actividades de intermediación del crédito que operan fuera del sistema bancario regular”.
Según el órgano, no se trata de una definición despreciativa.
No obstante, el hecho es que semejantes instituciones paralelas manipulan cantidades financieras asombrosas al compararse con el PIB mundial. Y para evidenciar toda la fragilidad y los riesgos del sistema financiero, también es importante observar que esos números no incluyen los derivados financieros “de ventanilla” (los OTC), siglas en inglés) y otros instrumentos financieros especulativos, cuyo peligro hemos denunciado repetidamente.
Las finanzas no-bancarias incluyen los seguros, con 29 billones de dólares de activos concentrados en Europa y la Unión Americana, los fondos de pensiones con 31 billones de dólares (60% en los EU), y cerca de 100 billones de los llamados “otros intermediarios financieros” (OFI, siglas en inglés), los cuales incluyen varios tipos de fondos de inversión, hedge funds, participaciones y otros instrumentos financieros, con frecuencia “muy fantasiosos” y, evidentemente, especulativos.
En cuanto a la creación del crédito, sin embargo, los bancos todavía mantienen la primacía, con 69 billones de dólares, o 77% del total, dejando atrás los citados OFI –lo que significa que estos últimos se destinan, particularmente, a sectores muy alejados de la economía real.
Mientras tanto, los OFI han registrado un gran aumento en Europa. Por ejemplo, en Luxemburgo, representan 92% de todos los activos financieros; en Irlanda, 76%; y en los Países Bajos, 58%. Lo zona del euro tiene activos de 32 billones de dólares, superando a los EU, donde, en realidad, estos están disminuyendo, y también China, donde, por el contrario, existe un extraordinario crecimiento de ellos.
Dentro de los OFI hay un sector en continuo crecimiento y ya representa 45 billones de activos considerados muy riesgosos por el FSB, llamado en inglés “narrow measure of shadow banking”, o “medida estrecha del sistema bancario paralelo”, que no hace mucho sentido en el idioma original ni en cualquier otro –aunque no es la primera vez que productos financieros de alto riesgo son rotulados intencionalmente con nombres extravagantes y engañosos.
De acuerdo con el FSB, las transacciones con “medidas estrechas” son extremadamente arriesgadas, por hacer un fuerte uso del apalancamiento financiero, es decir, operan con números elevados, pero con poco capital propios. Por consiguiente, son vulnerables a los riesgos de renovación de posiciones y prorrogación del lazo (riesgo de refinanciamiento), sin hablar de eventuales retiros fuertes de fondos por temores de insolvencia (corridas), especialmente, son dependientes de financiamientos a corto plazo.
Estas eran exactamente las situaciones existentes en la víspera de la Gran Crisis de 2008, y que causaron el colapso del sistema.
Sobre las citadas operaciones de “medidas estrechas”, los EU ocupan el primer puesto, con el 31%, seguidos por Europa, con 22% y China, con 16%. Es de gran relevancia que las Islas Caimán, el paraíso fiscal por excelencia, representen 10% del total ¡con 4.7 billones del total!
En los últimos cinco años, la participación del sector bancario viene disminuyendo cada año, substituida por una creciente y cada vez más pesada presencia del sistema bancario paralelo, tendencia cada vez más fuerte e Europa. Sin embargo, la interconexión entre el sector bancario y el paralelo todavía es muy ata y, por tanto, el riesgo de una crisis sistémica permanece elevado.
Los estudios hechos por el FSB son loables y de gran valía. Aun así, la velocidad y las dimensiones de los procesos financieros actuales son realmente extraordinarias e imponen una demanda. ¿Las autoridades supervisoras son realmente capaces de controlarlos o solamente están intentando acompañar la evolución de estos instrumentos y el comportamiento de los agentes financieros, los cuales acaban dictando las tendencias y reglas del comportamiento de los mercados y sus principales actores? Es una inquietante duda y nos deja desconcertados.