En una de las primeras escenas de la miniserie ‘The Spy’, recientemente lanzada por Netflix, Eli Cohen, interpretado por el actor británico Sacha Baron Cohen, aparece en una celda de la prisión con los dedos ensangrentados y las uñas arrancadas.
A su lado, está un rabino.
Ya con el tiempo en su contra, el espía escribe una carta dirigida a su esposa, Nadia, pero duda firmarla con su propio nombre.
Esta vacilación momentánea se debe al hecho de que durante los últimos cuatro años, Cohen ha ocultado su verdadera identidad a todos los que lo rodean.
Hasta que fue desenmascarado por la inteligencia siria en enero de 1965, era Kamal Amin Ta’abet, un magnate hijo de padres sirios que se infiltró en el selecto círculo militar y la alta sociedad de Damasco hasta convertirse en confidente de los funcionarios del gobierno.
De hecho, llegó a ser considerado para viceministro de Defensa.
Cohen nunca ocupó el puesto: fue descubierto poco antes, juzgado, ahorcado en una plaza pública y sus restos nunca fueron devueltos a su familia.
Pero su contribución como agente secreto del Mossad, el servicio de inteligencia de Israel, todavía se recuerda hoy.
Muchos consideran que su trabajo fue vital para asegurar la victoria de Israel en la Guerra de los Seis Días (1967) librada con los países árabes.
Los israelíes lo consideran un héroe nacional y uno de los espías más grandes en la historia del país.
El comienzo
La trama de la miniserie de Netflix gira alrededor del reclutamiento de Cohen por parte del Mossad.
Esta historia es cierta, pero lo que la miniserie no muestra es que Cohen no era un novato en el campo. De hecho, había pasado por un intenso entrenamiento de espionaje antes de eso.
El espía nació en Alejandría, Egipto, de padres judíos sirios de Alepo.
En 1949, sus padres y tres hermanos decidieron mudarse a Israel, pero él había preferido quedarse en Egipto para coordinar a los activistas sionistas.
En 1953, los espías judíos egipcios fueron capturados en operación y algunos de ellos fueron ahorcados. Una pequeña parte de ellos fue liberada 14 años después de la Guerra de los Seis Días.
Aunque Cohen no estuvo directamente involucrado con el grupo, estuvo activo en actividades pro-Israel y a menudo fue interrogado por los servicios de inteligencia egipcios.
Dos años después, en el verano de 1955, Cohen salió de Egipto para ir a Israel a ser formado como espía.
Regresó a su país en 1956, pero inmediatamente fue encontrado sospechoso y monitoreado.
Al comienzo de la Guerra de Suez (1956), librada entre Egipto e Israel, que ocupó el Sinaí, Cohen fue detenido por las autoridades egipcias y expulsado del país junto con unos pocos judíos restantes en Alejandría. Llegó a Israel el 8 de febrero de 1957.
Luego solicitó un puesto como agente del Mossad, pero fue rechazado dos veces. Según documentos oficiales, la agencia concluyó que tenía “un alto coeficiente intelectual, un coraje notable, una memoria fenomenal y una capacidad para guardar secretos”, pero “a pesar de su apariencia modesta, era extremadamente vanidoso y tenía muchos conflictos internos”.
En 1959, Cohen se casó con Nadia Majald, una judía iraquí. En ese momento, tenía un empleo como contador, pero el trabajo era intermitente.
Reclutamiento
Un año después, sin embargo, hubo un cambio en su vida.
Cada vez más preocupado por Siria, especialmente debido al aumento de la tensión en la frontera, Israel estaba buscando un agente que pudiera infiltrarse en el escalafón superior del gobierno del país vecino.
Los Altos del Golán eran una de las principales preocupaciones de Israel. A partir de ahí, el gobierno sirio disparó morteros contra los asentamientos judíos.
Pero la región, que iba a ser ocupada por Israel en 1967, cerca del final de la Guerra de los Seis Días, no solo tenía una importancia militar
De allí provienen el 30% de las fuentes de agua de Israel. Tres de los principales afluentes del río Jordán se originan en la región y, para privar a Israel de estos recursos, los vecinos árabes decidieron desviar las fuentes del río.
Siria contrató ingenieros hidráulicos y compró equipos para poner en práctica el plan. Además, había una creciente asociación técnica de los soviéticos con el país.
Fue entonces Cohen volvió a entrar en el radar del Mossad. Hablaba árabe con fluidez, así como inglés y francés.
Sin embargo, a diferencia de lo que se retrata en la miniserie, Cohen rechazó inicialmente la oferta de la agencia.
Pero un mes, más tarde perdió su trabajo y eso decidió su destino.
El entrenamiento
Muy pronto comenzaron a entrenarlo con técnicas sofisticadas de espionaje.
Uno de sus mayores desafíos fue aprender la melodía intrincada e inconfundible del árabe sirio, ya que su acento egipcio era innegable.
Luego adquirió su nueva identidad y, para consolidar su disfraz, fue enviado a Buenos Aires, Argentina, en 1961, donde se presentó como un magnate textil y un patriota acérrimo con el deseo de regresar a Siria.
Allí, Cohen hizo varios contactos con figuras destacadas de la comunidad de expatriados, incluidos diplomáticos y personal militar de la embajada siria. Mientras tanto, su esposa pensaba que trabajaba en el Ministerio de Defensa.
Una de esas figuras, que demostraría ser de extrema importancia algún tiempo después, fue el coronel Amin al Hafaz, un partidario del Partido Baaz Árabe Socialista y agregado militar en la Embajada de Siria en Buenos Aires.
En febrero de 1962, Cohen finalmente llegó a Damasco y comenzó a tener una vida social activa. Organizaba fiestas en su departamento (que a menudo terminaban en orgías) y que frecuentaban figuras de alto rango en el país.
En estas fiestas, hablaban libremente sobre información sensible y Cohen se convirtió en un confidente de muchos de ellos, les daba préstamos en efectivo y consejos políticos.
Pronto se convirtió en el “soltero” más codiciado de Damasco, con 17 amantes, todas de familias involucradas en las altas esferas del poder en Siria.
Al igual que la inteligencia israelí, esperaba que estas mujeres pudieran ayudarlo a escapar en un momento de crisis.
Con el tiempo, el espía se hizo muy cercano a George Saif, quien ocupó un importante cargo en el Ministerio de Información.
El nivel de confianza era tal que un día Cohen estaba sentado en la oficina de Saif leyendo un documento confidencial mientras él hablaba por teléfono.
Sin anunciar su llegada, un funcionario sirio entró en la sala y se sorprendió con la escena, a lo que Saif respondió: “No hay nada de qué preocuparse. Es un amigo confiable”.
Ascenso
Cuando el partido Baaz tomó el poder en 1963, Cohen ya estaba atrincherado en la alta sociedad siria y pasaba información valiosa a las autoridades israelíes a través de un transmisor de radio que escondió en su habitación.
Periódicamente, Cohen regresó a Israel tanto para hablar con sus superiores como para visitar a su esposa e hijos pequeños.
Uno de los aspectos más destacados de su actuación como espía fue cuando Cohen, gracias a su buena red, pudo hacer una visita a la base militar de Siria en los Altos del Golán, que es estratégicamente importante.
La ubicación exacta de la base era de alto secreto y su acceso se restringía solo al personal militar.
Luego, Cohen sugirió plantar eucaliptos para engañar a los israelíes y hacerles creer que no había fortificación allí, además de dar sombra a los soldados.
Precisamente fue gracias a estos árboles que Israel pudo saber con precisión dónde estaban ubicadas las instalaciones militares vecinas, lo que facilitaría la ocupación de la región en 1967.
Amistades peligrosas
La amistad con Amin al Hafez resultó valiosa.
Después de que Hafez se convirtió en primer ministro, se planteó la posibilidad de que Cohen ocupara el puesto de viceministro de Defensa.
Pero Siria estaba entrando en un período de extrema agitación interna y los cambios en el gobierno comenzaron a preocupar a Cohen.
Además, nunca le cayó bien al jefe de inteligencia sirio, el coronel Ahmed Su’edani, a quien conoció durante su estancia en Buenos Aires.
En su última visita a Israel en noviembre de 1964, Cohen expresó su temor y disposición a terminar la misión. Pero el Mossad pidió que regresara a Siria una vez más.
Y así lo hizo, aunque se volvió menos cuidadoso en sus transmisiones de información.
Captura y ejecución
Un clima de extrema desconfianza se extendió por todo el gobierno sirio. Hubo una fuerte sospecha de que se estaba filtrando información confidencial.
Con la ayuda de expertos en seguridad armados con equipos de inteligencia de última generación, los sirios pudieron rastrear de dónde provenían las transmisiones: del departamento de Cohen.
En enero de 1965, agentes sirios irrumpieron en la escena y atraparon al espía en medio de una transmisión.
Fue arrestado y torturado, pero se negó a dar información sobre Israel.
A partir de ahí siguió una protesta mundial por su liberación, que involucró a líderes mundiales, al gobierno de Israel e incluso el Papa Pablo VI.
Pero fue inútil, su destino ya estaba decidido.
El 18 de mayo de 1965, Cohen fue ahorcado en una plaza pública. Anteriormente, le escribió una carta a su esposa, Nadia. El ahorcamiento fue transmitido por la televisión siria.
Después de la ejecución, su cuerpo fue cubierto por un cartel con refranes antisionistas y quedó expuesto durante seis horas.
Desde entonces, su familia ha reclamado sus restos al gobierno sirio, sin éxito.
Fuente: BBC