Las peligrosas e infantiles respuestas de Trump para Irán

 

MSIA INFORMA

En los últimos días de 2017, se extendió una ola de protestas por algunas ciudades de Irán, dando la impresión que se trataba de una reedición de las grandes manifestaciones de 2009 en contra del régimen del entonces presidente Mahmoud Ahmadinejad. Manifestantes portando pancartas contra el gobierno del presente Hassan Rouhani y el líder religioso, el ayatollah Ali Khamenei, algunas en muy duros términos, reforzaban tal evaluación.

 

Así como en 2009, las autoridades reaccionaron con firmeza y hubo inevitables choques, los cuales resultaron en centenas de prisioneros y 20 muertes admitidas por el gobierno, incluyendo a un policía.

 

EU ACUSÓ AL “RÉGIMEN  TIRÁNICO”

Pero, rápidamente, Washington y las capitales bajo su influencia empezaron a divulgar evaluaciones de que se trataba de manifestaciones contra el “régimen tiránico” iraní y las recientes intervenciones militares del país en Siria y Líbano.

 

En Nueva York, la polémica embajadora Nikki Haley llegó a pedir una reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para evaluar el episodio, siendo rebatida por varios de sus colegas en el organismo.

 

Posteriormente, Khomeini acusó a un “triángulo de enemigos” de incitar las protestas –en realidad, un cuarteto: EUA, Israel, “un Estado rico del litoral del Golfo Pérsico” y la organización terrorista Mujahedin-e-Khalq (MKO), conocido brazo de los servicios de inteligencia de los dos primeros (PressTV, 10 de enero de 2018).

 

De hecho, un análisis un poco más allá de lo superficial refuerza semejante conclusión, partiendo de los elevados índices de desempleo e inflación (en gran parte, resultado del interminable bloqueo económico occidental contra el país), motivos del descontento contra el gobierno.

 

“REVOLUCIÓN COLORIDA”

En un artículo publicado el 6 de enero, el veterano periodista Eric Margolis, profundo conocedor del país, observó que las protestas fueron iniciadas por pequeños grupos de personas en ciudades donde predominan las minorías azeríes, kurdas y árabes sunitas, que componen la población iraní. Después de recordar las célebres manifestaciones de 1953, manipuladas por la CIA y por el MI-6 británico, que culminaron en el derrocamiento del premier Mohammed Mossadegh, comenta:

 

“(…) en 2009, una “revolución colorida” en Irán, proyectada en los EUA, acabó mal, aunque utilizó todas las últimas artes de los medios de comunicación social para incentivar a los manifestantes y llevarlos a las calles. Algo similar ocurrió en Irán en esta última semana, cuando grupos de 20 o poco más de personas, agitados por las redes sociales estadounidenses y británicas encubiertas, salieron a las calles de sombrías ciudades provincianas”.

 

Margolis observa que, “las respuestas delirantes, inconsistentes y, frecuentemente, infantiles de Trump sobre este asunto están tornando la situación más sombría…y cada vez más peligrosa”.

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