Capos del Cártel del Golfo levantaron e interrogaron en Tampico, Tamaulipas a este hombre, apodado “La Sombra”.
Entre sus confesiones, relata que al “jale” del sicariato entró siendo muy joven, por su papá, Paulino, a quien identifica como comandante de las Estacas.
Dice que él operaba de Durango a Torreón, donde levantó a 50 niños.
Después lo mandaron a Tampico, plaza que estaba “muy caliente” por la presencia de soldados y marinos.
Su relato es aterrador, la forma tan fría en que operan los sicarios.