En un tranquilo vecindario de Pénjamo, Guanajuato, la alegría de una fiesta infantil se transformó en una pesadilla. Cobardes individuos armados irrumpieron en un domicilio de la colonia Los Fresnos II, dejando un rastro de sangre y dolor. Tres adultos y una niña de tan solo 10 años perdieron la vida en este atroz ataque.
El horror desgarrador
Minutos antes del fatídico sábado 13 de julio, los disparos resonaron en la calle Fresa, a escasos metros de las instalaciones de Seguridad Pública. Dos hombres, una mujer y una niña fueron víctimas de la violencia desatada por estos criminales. La madre de la pequeña Zoé, quien había estado disfrutando de la fiesta, corrió al lugar al escuchar los disparos. Allí, encontró a su hija tendida en el suelo y a su hijo junto a una mujer, todos heridos de bala. El intento desesperado por levantar a su hija fue en vano; ya no respondía.
La tardía respuesta policial
A pesar de la cercanía de las instalaciones de Seguridad Pública, los agentes llegaron 10 minutos después de los disparos. La agonía de las cuatro víctimas se prolongó mientras esperaban el auxilio de los paramédicos de la Cruz Roja. Sin embargo, la muerte ya había cobrado su precio.
Los responsables en las sombras
El paradero de los asesinos sigue siendo un misterio. Tras las detonaciones, el silencio se apoderó del lugar, seguido de lamentos desgarradores. ¿Quiénes perpetraron este acto de barbarie? Nadie lo sabe con certeza. La comunidad está en shock, y la búsqueda de justicia se convierte en un clamor desesperado.
Esta tragedia (para nosotros peor que la del caso No te duermas Morena) nos recuerda la fragilidad de la vida y la urgencia de proteger a nuestras comunidades. Que la memoria de las víctimas inspire un compromiso inquebrantable para erradicar la violencia y construir un mundo más seguro para todos.
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