Niños ya portan armas para defender Guerrero por la falta de resultados del gobierno mexicano

En un acto de resistencia y desafío, 20 menores de edad se unieron a la policía comunitaria de Ayahualtempa para exigir la liberación de personas secuestrados por Los Ardillos, una banda del crimen organizado, y por la falta de resultados de los tres órdenes de gobierno en ese caso.

La violencia y la impunidad que azotan al estado de Guerrero han llevado a una situación extrema: 20 menores de edad, 15 niños y cinco niñas, se han armado y se han presentado como nuevos integrantes de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias de los Pueblos Fundadores (CRAC-PF), una organización de autodefensa que opera en el poblado de Ayahualtempa.

Los niños, que tienen entre 6 y 15 años, portan rifles y escopetas y visten camisetas con el lema “Justicia para Ayahualtempa”. Su objetivo es presionar a las autoridades para que intervengan en el conflicto que enfrenta a la CRAC-PF con el grupo criminal Los Ardillos, que controla gran parte del territorio y se dedica al narcotráfico, la extorsión y el secuestro.

Según Luis Morales Rojas, integrante del Consejo Tradicional del gobierno nahua de la Casa de Justicia de Ayahualtempa, la decisión de armar a los menores se debe a la falta de resultados del gobierno para buscar a cuatro integrantes de la familia Teodoro Gaspar, privados de su libertad el viernes pasado.

Morales Rojas explicó que la CRAC-PF ya informó a la Fiscalía General del Estado (FGE) que los integrantes de la familia están retenidos en Tlaniculilco, municipio de Quechultenango, pero que no han recibido ninguna respuesta ni apoyo.

Ante la inacción de las autoridades, aseguró que la CRAC-PF comenzará la búsqueda de Cecilia Gaspar Hernández, de 50 años; su esposo José Teodoro Domingo Ortiz, de 52, y sus hijos Roberto y Gaudencio, de 30 y 22 años, respectivamente.

“Estamos dispuestos a todo por recuperar a nuestros familiares. No tenemos miedo a Los Ardillos ni al gobierno. Los niños están decididos a defender su pueblo y su gente”, afirmó Morales Rojas.

Con la integración de los 20 niños originarios de Los Pinos y Ayahualtempa, la CRAC-PF busca también enviar un mensaje de alerta al mundo sobre la grave situación que viven los pueblos indígenas de Guerrero, sometidos a la violencia y el abandono.

“Los niños armados son el reflejo de una realidad que nadie quiere ver ni escuchar. Son el grito de auxilio de una comunidad que se siente sola y desprotegida. Son el símbolo de una lucha por la justicia y la dignidad”, concluyó Morales Rojas.

Noticias relacionadas